| La venganza de Castro |
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| Al hacer público su diálogo con el Presidente mexicano Vicente Fox, una vez más, el mandatario cubano se revela como un interlocutor poco confiable. |
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| por MIGUEL RIVERO, Lisboa |
Parte 1 / 2 |
En uno de sus clásicos montajes, como si se tratase de una obra de teatro, Fidel Castro convocó en la tarde de ayer a periodistas nacionales y extranjeros (varios mexicanos fueron especialmente invitados) para revelar su conversación privada con el presidente Vicente Fox antes de su participación en la conferencia internacional de Monterrey convocada por Naciones Unidas, de la cual se marchó intempestivamente.
¿Por qué lo hace ahora? Simplemente, porque México tuvo la valentía y el coraje de votar a favor de una resolución presentada por el "Judas" de Uruguay en la Comisión de Derechos Humanos de Ginebra, en la cual se exhorta al Gobierno cubano a colaborar en esta materia.
La transcripción de la conversación, que todavía no aparece en el diario Granma pero puede ser leída en El Universal de México, refleja varios aspectos interesantes. En un momento determinado, Castro amenaza implícitamente a Fox con "un escándalo mundial" si se obstaculiza su participación en la susodicha conferencia.
En el transcurso del diálogo, que el presidente Fox solicita sea privado, el mandatario cubano afirma: "Estoy dispuesto a cooperar con usted y a hacer lo que está solicitando". Y agrega: "Me alegro que usted haya pensado en una fórmula decorosa".
Ya al final, Castro manifiesta a Fox: "Podemos quedar con ese acuerdo y quedamos amigos, como amigos y caballeros".
El presidente mexicano argumentaba a Castro que éste había informado de su participación en la conferencia a última hora, y le sugería que hablase entre los primeros oradores, llegando al acuerdo de que la visita a Monterrey sería de pocas horas de duración.
Al revelar el texto de esta conversación privada, entre jefes de Estado, Castro muestra su verdadera calaña, la actuación maquiavélica de alguien que tenía esta carta en la manga para gestionar con ella una votación favorable de México en Ginebra. El gobernante cubano así lo reconoce en su intervención, cuando afirma que ese voto fue "la gota" que colmó la copa. O sea, se trata de un acto de venganza.
La respuesta del Gobierno de México señala que "considera inaceptable que las autoridades cubanas hayan violado la privacidad de la conversación entre ambos mandatarios, rompiendo con ello un acuerdo de confianza y de buena fe".
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