Lunes, 15 abril 2002 Año III. Edición 344 IMAGENES PORTADA
Internacional
Chávez

Un presidente no es democrático porque haya sido electo democráticamente, sino por cómo respete las normas de la democracia.
por MANUEL DíAZ MARTíNEZ, Canarias  
Chávez
Caracas. Presidente Chávez. Regreso a Miraflores

Hoy, domingo 14 de abril, al comenzar a escribir este artículo, motivado por el retorno triunfal de Hugo Chávez al poder, escucho en el noticiero matutino de la cadena Cope, de Madrid, que en las cuentas secretas del banco español BBV (Banco Bilbao Vizcaya), descubiertas recientemente y que están siendo investigadas por el juez Garzón, aparece una partida de un millón y medio de dólares entregada al líder de la revolución bolivariana para "evitar" la nacionalización de la banca en Venezuela. Sospecho que el BBV no ha sido el único banco interesado en "evitar" que Chávez tome semejante medida.

La noticia trae a mi memoria, por los oscuros caminos de las asociaciones y las correspondencias, que Chávez dio cobijo en Venezuela a Vladimiro Montesinos cuando el insaciable secuaz de Fujimori, perito en sobornos y tráfico de armas y actualmente preso, era buscado por la justicia peruana. Y ahora tampoco puedo apartar de mi mente las buenas relaciones de Hugo Chávez con la narcoguerrilla colombiana, ni aquella incalificable carta pública que le dirigió a su tristemente célebre compatriota Chacal, un clásico del terrorismo que cumple condena de cárcel en Francia por el asesinato de no sé cuántos policías y por poner bombas en trenes, a quien compara, sin cortarse un pelo, con Simón Bolívar.

Y, mientras recuerdo estas cosas, leo en la edición de hoy del madrileño La Razón que los pistoleros de Chávez, como ésos que vimos en los noticieros de televisión vaciando cargadores sobre la multitud el 11 de abril —hicieron una veintena de muertos y un centenar de heridos—, son adiestrados en Cuba, adonde viajan para mejorar la puntería pero haciéndose pasar por enfermeros que van a cursos.

La lectura de esta revelación me hace recordar que Chávez, discípulo entusiasta de Fidel Castro, con quien canta a dúo mientras le regala petróleo a ver si desafina menos, ha constituido unos llamados Círculos Bolivarianos, destinados a defender su régimen a sangre y fuego contra quienquiera que lo cuestione. Los Círculos Bolivarianos son un síntoma fuerte de la cubanización chavista de Venezuela: vienen a ser una versión híbrida de los Comités de Defensa de la Revolución y de las Brigadas de Respuesta Rápida, que son inventos cubanos de alta tecnología totalitaria. Con los primeros, Castro vigila; con los segundos, reprime.

Chávez acaba de pasar un susto. Una insurrección de sectores importantes de la sociedad civil, a la que se sumaron mandos militares, le ha hecho saber que la polarización de la sociedad venezolana, a la que tanto ha contribuido con su discurso de confrontación social y su demagogia populista, puede ser fatal para la estabilidad de su gobierno, para su propia vida y, en definitiva, para la continuidad democrática en Venezuela.

Chávez, que en sus tres años de mandato ha empeorado los males que prometió erradicar —la crisis económica, el desempleo, la corrupción administrativa y la inseguridad ciudadana son hoy mayores que cuando tomó el poder—, es el principal responsable de lo que ha sucedido en Venezuela en los últimos días. Su guerra particular contra los medios de comunicación, la Iglesia, el empresariado, los sindicatos y la intelectualidad opositora ha sumergido al país en un clima de guerra civil. Los acontecimientos del pasado día 11 son consecuencia de este clima.

Si Chávez quiere llevar adelante su programa de recuperación moral y económica de Venezuela, y evitar nuevos actos desesperados de sectores de la ciudadanía, no puede seguir apretando la tuerca e imitando a Castro en la práctica de dividir a la sociedad en buenos y malos, patriotas y antipatriotas, chavistas y no chavistas. Un presidente no es democrático porque haya sido electo democráticamente, sino por cómo respete las normas de la democracia, el Estado de derecho y las libertades de los ciudadanos. Y debe gobernar con y para toda la nación.

Al regresar al palacio de Miraflores, un Chávez sereno, que afirmó haber pedido perdón al cardenal de Venezuela y haber meditado en su país, ha hecho un discurso conciliador y en parte autocrítico. De ese discurso quiero quedarme con dos fragmentos: "Es la hora de volver a la razón [...] Es necesario que todos pongamos mayor empeño para vivir en paz".


Imprimir Imprimir Enviar Enviar

En esta sección

Cae Hugo Chavez
MIGUEL RIVERO, Lisboa
Los errores de Chávez
ALEJANDRO ARMENGOL, Miami
Bye, bye, presidente
LUIS MANUEL GARCíA, Sevilla
Después de los tiranos
MIGUEL RIVERO, Lisboa
México revisitado
ALEJANDRO ARMENGOL, Miami
Ginebra una vez más
LUIS MANUEL GARCíA, Sevilla
NOTICIERO
SOCIEDAD
ECONOMÍA
CULTURA
INTERNACIONAL
DEPORTE
MÚSICA
OPINIÓN
DESDE...
ENLACES
Chat
ENTREVISTA
Cartas
BUSCADOR
Galeria
Niño
EDICIONES
» Actual
« Anterior
» Siguiente
Seleccionar
D:  
M:  
A:  
   
Castro
 
 
PORTADA ACTUAL NOSOTROS CONTACTO DERECHOS SUBIR
 
© 1996-2003 Asoc. Encuentro de la Cultura Cubana.