Viernes, 12 abril 2002 Año III. Edición 343 IMAGENES PORTADA
Internacional
Después de los tiranos

Tras la muerte de Jonas Savimbi, Angola se halla más cerca que nunca de alcanzar un acuerdo de paz.
por MIGUEL RIVERO, Lisboa Parte 1 / 2
Generales de la UNITA
4 de abril. Generales de la UNITA Kamorteiro, y del
ejército angolano Neto. Firma de un alto al fuego

La muerte en combate del líder de la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA), Jonas Malheiro Savimbi, el pasado 22 de febrero, abrió el ansiado proceso de paz para uno de los países potencialmente más ricos de África, y todo indica que pone fin a un largo período de cerca de 27 años de guerra civil.

Savimbi, terco y empecinado, escogió el camino de la guerra para satisfacer sus ambiciones personales de poder, e ignoró totalmente los cambios geopolíticos que se habían producido en el cono sur africano y en el mundo.

Que el proceso de paz se haya iniciado tan pronto es el indicio de que sus más cercanos seguidores se sintieron aliviados con su desaparición física, porque Savimbi ejerció el liderazgo de UNITA de una forma unipersonal, con métodos sanguinarios, eliminando a quienes le hacían la menor sombra. En fin, un verdadero tirano.

No es el único ejemplo en la historia de que la desaparición física de un líder de estas características marca el principio del fin de un régimen, aunque en este caso el proceso resultó mas acelerado. Se trataba de un movimiento guerrillero que había perdido toda posibilidad de continuar la guerra.

La trayectoria de Savimbi, trazada de forma magistral por el colega periodista luso Joao Paulo Guerra en su libro Savimbi, vida y muerte, de reciente aparición, es muestra del oportunismo político y la ceguera de un dirigente africano que tuvo decenas de oportunidades de poner fin a un conflicto cuyo saldo —más de un millón de muertos y cerca de la tercera parte de la población de Angola desplazada de sus lugares de origen— sobrecoge.

El líder de UNITA, movimiento fundado el 13 de marzo de 1961, primero estuvo aliado con los chinos para combatir contra el MPLA, bajo la influencia de los soviéticos. Después, a principios de la década de los años 70, colaboró con los colonialistas portugueses, persiguiendo ese mismo objetivo.

Pero, desde octubre de 1974, pasó a depender cada vez más del apoyo del régimen surafricano y de la CIA. Se acercaba el momento de la independencia de Angola y la Guerra Fría determinaba que no debían ser los dirigentes del MPLA, de tendencia marxista, los que formaran el nuevo Gobierno.

Es de sobra conocido que fue el apoyo de las tropas cubanas factor determinante para que Agostinho Neto, dirigente del MPLA, asumiese la presidencia de la República Popular de Angola, el 11 de noviembre de 1975.

La historia más reciente es conocida. Savimbi perdió el apoyo surafricano, al desaparecer el régimen de apartheid, se desmoronó el campo socialista y ya para la política norteamericana no tenía sentido usarlo como peón de la Guerra Fría.

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