| ¿Qué hay detrás de tanta furia? |
|
| La cacería de brujas desatada contra el canciller mexicano trae a remolque múltiples preguntas... pero ninguna respuesta. |
 |
| por MANUEL DíAZ MARTíNEZ, Canarias |
|
Entre las afirmaciones más sabias de José Martí está la de que "en política, la verdad es lo que no se ve". Otra afirmación verídica, ésta avalada por la historia de cuarenta años de castrismo en Cuba, es la de que Fidel Castro no da un paso si no está seguro de que no marcha en dirección contraria a sus intereses. De ahí que nos preguntemos, muy intrigados, qué hay detrás de la campaña —un auténtico linchamiento político— que el viejo dictador promueve contra el canciller mexicano Jorge Castañeda, una de las estrellas del gabinete de Fox.
Es inimaginable que Castro no sepa que con su feroz hostilidad hacia Castañeda, expresada —sin la menor consideración diplomática hacia el país que éste representa— en declaraciones insultantes emitidas por sus portavoces, pone al borde del abismo las relaciones entre Cuba y México, relaciones que en mayo próximo cumplirán un siglo y que jamás habían pasado por una crisis semejante.
Lo que más intriga de la actitud de Castro es que ponga la rabieta con Castañeda por encima de las tremendas ventajas que proporcionan, a su cada día más menesteroso y desprestigiado Gobierno, las relaciones con México, el país latinoamericano que siempre ha sido más condescendiente con la dictadura castrista (el único que no rompió con Cuba cuando ésta fue expulsada de la OEA) y el segundo con mayores inversiones en la Isla. Incluso, Vicente Fox hizo una visita a Cuba en febrero último, dando con ello un espaldarazo a Castro, y la embajada de México en La Habana —cuyo jefe, el embajador Pascoe, no oculta su simpatía por el Comandante— puso en manos de los policías de éste, en una servil transgresión del derecho de asilo, a los cubanos que recientemente se metieron en ella pidiendo ayuda para salir del país.
El Gobierno cubano acusa al canciller Castañeda —a quien odia por su desacralizadora biografía del Che, por haber preparado el encuentro de Fox con disidentes cubanos durante la visita del mandatario a La Habana y por sus alusiones críticas a Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU— de haberse plegado a los norteamericanos, quienes supuestamente pusieron como condición, para que Bush asistiera a la Conferencia de las Naciones sobre Financiación para el Desarrollo, patrocinada por la ONU y celebrada a mediados de marzo en la ciudad mexicana de Monterrey, que Castro se retirara de la misma.
El Gobierno norteamericano ha negado categóricamente haber condicionado la presencia de Bush en Monterrey a la salida de Castro, y tanto el presidente Fox como el canciller Castañeda han rechazado de plano la acusación cubana. Sin embargo, contra toda lógica, Castro demuestra estar interesado en atizar el fuego: ahora, con un lenguaje más agresivo aún, amenaza a Castañeda, mediante un editorial del periódico gubernamental Granma, con "divulgar lo que no hemos querido divulgar y hacer polvo sus falsos y cínicos pronunciamientos, cueste lo que cueste".
Al día de hoy, el Gobierno de la Isla no ha presentado pruebas de las imputaciones que hace a México y Estados Unidos, pero tanto Granma y la televisión cubana como el ministro de Exteriores de Castro, Felipe Pérez Roque, incrementan la virulencia de la campaña contra el canciller mexicano.
¿Beneficia esto a Cuba? A simple vista, parece que no. ¿Y a Castro? ¿Qué persigue el señor? Ya lo dijo Martí: "en política..." El presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana, Jorge Espina, cree que los que deben estar preocupados son los cubanos, porque, dijo, "a México esto no le afecta económicamente en nada". El caso es que los cubanos hace 42 años que estamos preocupados.
Una última pregunta: ¿Por qué Castro, siempre tan soberbio que parece digno, se dejó echar tan mansamente de una cumbre organizada, no por Fox ni por Bush, sino por las Naciones Unidas? Raro, muy raro.
|
