Viernes, 29 marzo 2002 Año III. Edición 333 IMAGENES PORTADA
Internacional
El regreso de los 'Irán-Contra'

Tras el 11 de septiembre, ¿afectará los derechos individuales en EE UU la postura adoptada por la Casa Blanca?
por ALEJANDRO ARMENGOL, Miami Parte 2 / 2

—Elliott Abrams, asesor del presidente Bush en las cuestiones de democracia y derechos humanos. Abrams, quien fuera subsecretario de Estado bajo Reagan y uno de los miembros más activos y ambiciosos del gabinete republicano, se destacó por su estrecha identificación con la iniciativa de asistir a los rebeldes nicaragüenses. Accedió a cooperar con los investigadores del caso Irán-Contra y el 15 de noviembre de 1991 fue sentenciado a dos años de libertad condicional y 100 horas de trabajo comunitario, luego de una declaración negociada de culpabilidad de dos delitos menores de ocultar información al Congreso. Un año más tarde, el 24 de diciembre de 1992, fue perdonado por el entonces presidente George Bush. Su cargo no está sujeto a la confirmación por parte del Senado.

—Otto Reich, el principal funcionario para asuntos latinoamericanos del Departamento de Estado. De 1983 a 1986 Reich dirigió la oficina de diplomacia pública del Departamento de Estado, acusada de realizar una campaña encubierta de propaganda contra el Gobierno sandinista. Según una carta del 30 de septiembre de 1987, depositada en los archivos de seguridad nacional y citada por el diario londinense The Guardian, la oficina de Reich violó "una restricción de las apropiaciones anuales del Departamento de Estado que prohíbe el empleo de fondos federales para propósitos de propaganda o publicidad no autorizados por el Congreso".

El nombramiento más reciente ocurrió hace aproximadamente un mes, con la designación de John Poindexter al frente de una nueva agencia antiterrorista en el Pentágono. Poindexter, un almirante retirado, fue condenado en 1990 a seis meses de prisión por cinco cargos de los delitos mayores de asociación ilícita, mentirle al Congreso y obstruir las investigaciones de éste. Sin embargo, nunca fue a la cárcel. En 1991 una corte de apelaciones revocó la sentencia bajo el argumento de que Poindexter poseía inmunidad por servir de testigo durante la investigación congresional.

El gran ausente hasta el momento de las filas gubernamentales es el teniente coronel de la Infantería de Marina Oliver North —por otra parte venerado en ciertos sectores del exilio de Miami—, quien tuvo a su cargo la operación ilegal. Continúa siendo un enigma si la operación encubierta era conocida en los altos niveles del gabinete de Reagan. Poindexter y North cargaron con las culpas. Fue Poindexter, que era asesor de Seguridad Nacional de la administración de Reagan cuando se produjo el escándalo Irán-Contra, quien le dijo a su subalterno North que mintiera. Al igual que el primero, North fue exonerado en 1991, y en la actualidad disfruta de las ventajas de ser un comentarista político radial muy bien remunerado, gracias en parte a la celebridad que logró durante las audiencias congresionales. Aunque su figura entonces no atrajo la atención del público —de cara redonda, calvo y fumador en pipa—, Poindexter fue el modelo para la creación del personaje de Jack Ryan, el héroe de las novelas de espionaje de Tom Clancy que Harrison Ford —en una transformación del original tanto física como mental y ética— ha llevado a las pantallas.

La capacidad de acción de este grupo de hombres es notable, y su fidelidad a la causa republicana comprobada. Hay incluso una sensación de familia entre ellos, los Bush y Reagan, que no escapa a ciertos detalles significativos —Bush padre perdonó a Abrams en Nochebuena, la noche antes del día de Navidad, que celebran los norteamericanos; Bush hijo nombró a Poindexter un 14 de febrero, el día no sólo de los enamorados sino también del amor, que en este país une en su celebración tanto a la esposa como al amigo y al compañero de trabajo. El historial de sus miembros, en cambio, produce interrogantes e inquietudes sobre el futuro de las libertades individuales, al menos a la minoría que aún recuerda o conoce lo que significó el caso Irán-Contra. Bush se ha rodeado de un equipo adecuado para una situación de guerra o un momento de crisis. No hay que olvidar que mientras el Congreso ataba las manos al presidente Reagan, los sandinistas recibían el apoyo soviético y cubano. Pero que importantes esferas de poder que repercuten directamente sobre la vida cotidiana del norteamericano estén en manos de este tipo de funcionarios no deja de ser un motivo de alarma. De inmediato coloca sobre el tapete la interrogante sobre si se retornará a la vida tal como se conocía en este país antes del 11 de septiembre pasado. La actual administración ha advertido que el conflicto es largo, pero esa advertencia encierra también la justificación de que ciertas medidas adoptadas en momentos excepcionales pueden hacerse permanentes.

_____r e f e r e n c i a s_____

1. El Caso Poindexter
[http://arch.cubaencuentro.com/internacional/2002/03/29/7049.html]

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