Carta a José de la Caridad Méndez |
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por RAMóN FERNáNDEZ LARREA, Barcelona |
Parte 4 / 4 |
Cuando todo ese aparato se pone en función de expulsar un organismo ajeno al cuerpo, en este caso una bola o pelota, salen las curvas, las rectas o lanzamiento rectal, muy común en los rectiles; el cambio de velocidad, el slider (no olvidar los cambios de velocidad que usa nuestro Máximo Slider), la bola de tenedor, la de nudillo (cuando es carne de vaca lo que se vende, se llama bola de novillos), el snikerball y el screwball, para lo que hay que estudiar idiomas si se quiere que sean efectivos. No imagino a un comentarista deportivo narrando un juego de este modo: "Se prepara el pítcher. Mira las señas del receptor. Hace el guai nop y lleva hacia atrás la porción del miembro superior llamada brazo donde está el húmero. Parece que tiene el antebrazo caliente, pálpita su cúbito súbito, aunque su radio sigue sin transmitir en FM y es de alcance provincial. Abre los carpos, los metacarpos, y sus falanges se deslizan sobre la piel blanca de la bola... ha lanzado un tenedor". No, no puedo con eso. Cualquier nacido en Asturias pensaría que el tenedor se le ha incrustado en un ojo al receptor abnegado. Abnegado en sangre.
No sé si mantendrías el control en esta época, diamantón. En ésta, te aseguro que no soportarías. El Concomitante en Jefe te agarraría para lo suyo, y lanzarías hasta en los Congresos de Informática, que es una cosa de lo más cómica, pues se habla de cosas que la gente no ve, pues el pueblo está muy mal informatizado. Serías su lanzador estelar, porque ese de quien hablo cree que tiene el montículo más grande, desde que su lomita fue el Turquino. Terquino en el Turquino, acabó en el último piso del Habana Libre. Pobre de ti, mirando al cátcher para ver qué lanzamientos ha autorizado el Buró Político. El tenedor, prohibido, para no crear ansiedad en la población. Lo más probable es que te pongan a lanzar curvas, como si fueras dirigente o periodista. Día y noche, noche y día. Nai and dei con el comitei, para decirlo en dominicano. Y en los ratos libres, tal vez te pongan a entrenar al niñito González, para que aprenda a lanzar delfines por el centro del home.
No quiero terminar sin hacer mis consideraciones muy personales, que siendo así serían desconsideraciones, considerando lo desconsiderado y concomitante que soy. Es famosa la frasecita puñetera que tuvo John Mc Graw (no confundir con McGraw San Martín), jefe de los Gigantes de New York, que soltó aquel lamento de que "si pudiera pintar a Méndez, sería uno de los mejores pítchers de las Grandes Ligas", porque había algo así como un racismo tremendo en esos años, y tenías que jugar sólo en las Ligas Negras, que es algo que le gusta mucho a las mujeres, y un deporte muy actual que van a practicar los gallegos a Cuba. No hizo falta que te pintaran. Si hubieras aguantado un poco, y no hubieras muerto el 31 de octubre de 1928, ahora no habría que pintarte, porque nadie pinta nada en la Isla, salvo los dueños de la brocha. Lo jodido fue no sólo morirte, sino hacerlo de tuberculosis, que puede ser una enfermedad muy romántica para los poetas y las hembritas, pero no para un pelotero.
Sería muy cómico también escuchar a otro narrador deportivo diciendo que has blanqueado al equipo contrario. Para el futuro sería muy útil que nos salga otro diamante y lo haga. Ahora que el juego está trancado. Y sólo viene bien el doble blanco y volver a dar agua.
A la altura de las letras Ramón
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