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Más allá de 'La Tremenda Corte'

Este 28 de diciembre se cumple un siglo del nacimiento de José Candelario Trespatines, figura emblemática del humorismo nacional.
por GILBERTO CALDERóN ROMO, México D. F. Parte 2 / 3

Pototo y Filomeno
Pototo y Filomeno

Durante cuatro décadas —de 1960 a 2000— José Candelario Trespatines fue el cómico más famoso entre la radioaudiencia de Latinoamérica, pero era prácticamente desconocido en su tierra natal, hasta que desde hace unos meses la televisión habanera ha repuesto algunos de los libretos de La Tremenda Corte, de Castor Vispo, que se popularizaron en la estación CMQ desde 1947.

"El Trespatines que pasan en Cuba es una copia, un clon, una falsificación, que en nada se parece al original. Es como si nos pusieran a un imitador de Cantinflas o de Tintán. Nadie podría legitimarlo como el original", señala el cubanólogo Gerardo Tena, quien pasó cuatro años como corresponsal de AFP en La Habana. Como Radio Martí se apropió de la serie radiofónica, en la Isla se ha tenido que acudir a la reposición con otros actores para no dejar al personaje como patrimonio exclusivo del exilio.

"Al igual que Trespatines, otras figuras latinas han logrado semejante longevidad en el gusto de los públicos de distintas generaciones, de manera relevante Mario Moreno Cantinflas, o el español Gila, que era un maestro en sus monólogos por teléfono. La misma senda sigue Roberto Bolaños con Chespirito y El Chavo del 8, cuyos programas se siguen pasando por las televisoras de todo el continente", afirma Octavio Rodríguez Fernández, "Churrisco", humorista él mismo y sobrino carnal de Trespatines.

"Son fenómenos rarísimos, porque la comicidad siempre está referida a una realidad concreta, a un entorno cultural y social específico, atenidos al hecho de que lo cómico es una distorsión, una exageración, una caricatura de situaciones muy concretas", completa el humorista.

Trespatines, el ser humano

Leopoldo Fernández Salgado nació en Jagüey Grande, en la provincia de Matanzas, el 28 de diciembre de 1902 —era Capricornio, según sus familiares, quienes confían en la astrología—, y fue registrado en Güines. Temprano emigró a La Habana —entonces, como ahora, monopolizadora de todas las ventajas de una megalópolis—, donde trabajó como telegrafista y tabaquero. Su gracia natural y su espíritu lúdico lo acercaron al mundo de los espectáculos.

El actor antillano, quien murió el 11 de noviembre de 1985 en Miami, poco antes de cumplir 83 años de edad, fue el estandarte de una comicidad cubanísima con profundo y prolongado arraigo en el continente americano, según valoración de su sobrino Churrisco.

Tuvo otros hermanos: Leopoldina (Nina), Ofelia (Tita), Joseíto o Dagoberto (Tatica) y Aleida (Hueso), quien todavía vive en El Vedado, muy cerca del Malecón. Una vez lo operaron de la vesícula y tuvo que abandonar por un mes la temporada de revista, y fue sustituido por un actor muy bueno de apellido Rodríguez. Finalmente se recuperó, pero el público no sabía que él iba a reaparecer. "Ese día fue increíble lo que pasó —comenta Churrisco—. Cuando se escuchó el grito de 'Oye, Nananina', poco antes de que apareciera, el teatro se puso de pie, creo que fueron más de diez minutos de aplausos, y por primera vez en la vida vi que Trespatines se viraba de espaldas y empezaba a llorar, o sea, que detrás de aquella aparente dureza escénica, había un ser humano con un sentimiento extraordinario". Como tal cooperó con toda la familia durante el tiempo que vivió, porque como era el que tenía mejor situación económica, siempre acudía en auxilio del resto.

Tuvo muchos hijos con diversas mujeres y algunos de ellos tienen habilidades histriónicas; de ellos, hay quienes se dedican a la actividad escénica: Leonora, Leopoldino, Leonel, Leobaldo, Leonor y Lenia, todos los nombres comienzan con L.

Según Churrisco, después de La Tremenda Corte apareció Pototo, personaje diferente a aquél. Trespatines es un delincuente, mañoso y muy inteligente. "Pototo era el llamado jodedor cubano (el cotorreador, el tipo del cotorreo, el que bromea con la gente) y tenía de Trespatines el hecho de utilizar el retruécano, el cambio de las palabras, pero no era igual, y el juez pasa a ser Filomeno, y se crea la dualidad de Pototo y Filomeno en teatro, en televisión y en cine, en películas como Olé Cuba y en centros nocturnos como el cabaret Sierra y el cabaret Montmatre".

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