Lunes, 28 octubre 2002 Año III. Edición 481 IMAGENES PORTADA
ECOLOGÍA
ARQUITECTURA
HUMOR
varela
CONVOCATORIA
Prensa
Revista
Revista Encuentro
Envia...
Suscríbete...
Humor
Carta a Santiago Ramón y Cajal

por RAMóN FERNáNDEZ LARREA, Barcelona Parte 1 / 3

Cerebrófilo y neuronal Santiago Ramón y Cajal:

No sé cómo va a encajal usted esta misiva, ni si se me va a poner sicótico, analizandro otero con qué lóbulo de la esponja cerebral le escribo, pues yo tengo una fajazón de neuronas impresionante. Así que no se preocupe por los lóbulos, que no siendo inviérnulo no llega la manádula. Aúllan de lejos, pero más de apoyatura ambiental. No imagina cómo se me ponen los nervios de punta al conocerle un poco más. De Punta en La Cabaña. Se me clavan en la piel provocando reacciones en cadena y oprobio sumidos, no sólo por saber que alcanzó el premio Nóbel a pesar de ser maño de Aragón —maño con mañas muchas— sino por otras cosas más importantes, como haber descubierto en 1889 "los mecanismos que gobiernan la morfología y los procesos conectivos de las células nerviosas de la materia gris del sistema nervioso cerebro espinal". Mire qué bueno eso, conocer los cambios básicos que experimenta la neurona durante el funcionamiento del sistema nervioso; la ruta que sigue aunque haya confronta. Que hay que ver lo que puede hacer una neurona entusiasmada. Ese tema de la materia gris, la neurona y lo nervioso que me pone el sistema, realmente me apasiona. Tal vez usted no ande muy actualizado, pero conoce mi país. Allí lo zumbaron como capitán médico de las tropas coloniales, en 1874, antes de que empezara a descubrir cosas. Que tal vez lo hicieron para que no las descubriera. Y hasta contrajo el paludismo. Como en mi época ya de paludismo quedaba poco, por gente como usted, que lo consumió sin mesura, el sistema me mandó a mí, muy nervioso, a que lo contrajera en África. Y antes ya había yo contraído otras cosas, como matrimonio y eso, que contrae bastante, con traje y corbata. Pero hagamos rodar la neurona.

Una de las cosas más bonitas que hizo usted fue aislar unas neuronas nerviosas —deben estar inquietas, saltando, temblando constantemente, de modo que no ha de ser muy difícil hallarlas— que se encuentran cerca de la superficie del cerebro. A eso le sigue llamando todavía "neuronas de Cajal", y a mí, con esta imaginación tan echada a perder que poseo, se me ocurre verlas como una cajal de bolas, burbujeantes, gelatinosas como las penas que describió ese otro neurólogo famoso de mi país que se llamó Gumersindo Garay. Y me digo yo mismo para mi coleto, que es como una neurona con amplificador, cómo no iba usted a ver esas cosas tan activas, si a lo mejor estaban tan irritosas y alteradas por estar precisamente "cerca de la superficie del cerebro". Que se ahogaban las pobres, don Santi, en un santi-amén, no hay que darle más vueltas. Cuando las neuronas están así metidas en la babaza craneal, y ven que no dan pie, se ponen de un enloquecido tremendo, bulliciosas, carnavalescas, pero tirando más para el susto que para la alegría.

Claro que usted pasó mucho trabajo para hacer eso, porque por allá por 1890 todo era a golpe de microscopio, y en esos aparatos lo más que se encontraba era esa plantilla de zapato vaquetetumbo llamado paramecio. "¿Para qué?" diría cualquier chistoso de neurona guarachera. "Para mecio", le respondería alguien igualmente brillante —yo, por ejemplo, y para no ir más lejos con esos zapatones paramecianos— y hasta le agregaría "para necios". Usted se asomaba y lo que veía era esa especie de pie que ni se movía ni daba un paso de avance ni nada. Con todas las facilidades técnicas del nuevo siglo habría hecho usted maravillas. Fíjese que en mi país hay uno que aprendió rápido a aislarlas, sin microscopio ni nada, aunque le miento, porque este que le describo, sí usa un muy moderno aparato. Un aparato —aparatoso a veces, otras muy sutil y lleno de Fefas— represivo que también le deja a uno la neurona peor que el paramecio, como un pie, pero triste. En el suyo se veían bichitos breves, lo que lo convertía en miscroscobio, por los microbios. El de ahora es también microscobio, por oprobio de los ecobios que lo utilizan.

Salto a cont. Siguiente: Y mire... »
1   Inicio
2   Y mire...
3   De sistemas...

Imprimir Imprimir Enviar Enviar

En esta sección

Carta a Lucrecia Borgia
RFL, Barcelona
Adicción a la clorofila
ENRISCO, Nueva Jersey
Carta a Miguel Matamoros
RAMóN FERNáNDEZ LARREA, Barcelona
17 estantes de una primavera
ENRISCO, New Jersey
Carta al río Cauto
RAMóN FERNáNDEZ LARREA, Barcelona
La verdadera Serie de las Américas
ROGERIO MANZANO, New Jersey
 
 
PORTADA ACTUAL NOSOTROS CONTACTO DERECHOS SUBIR
 
© 1996-2003 Asoc. Encuentro de la Cultura Cubana.