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¿Quién nos iluminará con pedraplenes, plátanos microyet, cruces genéticos, crías de búfalos y camellos, proyectos de zafras descomunales, etc., cuando el Comandante desaparezca?
por ENRISCO, New Jersey Parte 1 / 2
Camello
¿El mejor amigo del hombre?

Buenas noticias para los cubanos que pueblan la Isla en medio de la más reciente crisis económica. Ya pueden dejarse de preocupar por el presente y su supuesta falta de libertades políticas y económicas, de comida, de papel sanitario, papel moneda o cualquier otra variante de papel. O por la carencia de combustible, empleo, medicinas, medios de transporte, compresas sanitarias, ropa interior, ropa exterior, Internet, realidad virtual, realidad real. Ni siquiera tienen que inquietarse por el exceso de policías, de Comandante en Jefe o del resto de sus paisanos. Ya no hay que alarmarse por nada de eso. Hay que preocuparse por el futuro.

Por lo menos esa es la principal preocupación de 7 de cada 10 extranjeros cuando hablan sobre Cuba. Del octavo al décimo, lo que más les preocupa es el pasado. Por tanto, el presente puede desde ahora dejar de ser un tema de preocupación para los cubanos teniendo en cuenta que somos un país eminentemente turístico. Para hacerme entender: el presente es el período que se extiende entre la llegada al poder del Comandante y su futura, aunque no del todo segura, muerte.

Por alguna razón, los comentadores de la realidad cubana consideran que el futuro isleño será irremediablemente una reproducción impecable del pasado, y si eso no ha ocurrido todavía es gracias al Comandante en Jefe. Si ellos lo dicen, por algo será. En el pasado, o sea, antes de 1959 —como ya sabemos gracias a Yotuel—, Cuba estaba habitada por dinosaurios analfabetos y sin asistencia médica y con una tasa de mortalidad infantil de 1000 por cada mil nacidos vivos, que fue la causa directa de la extinción de los dinosaurios. Gracias al Comandante en Jefe, la fauna de la Isla evolucionó hasta llegar a las especies superiores que hoy conocemos: los cubanos y los cruces de ganado F-1 y F-2. Los mosquitos, disidentes y demás especies dañinas fueron introducidos, claro está, por el imperialismo. En el pasado, o sea, desde la era paleozoica hasta 1958 —según datos aportados directamente por el Comandante en Jefe en discursos recientes— no había ninguna computadora personal y nadie, absolutamente nadie, tenía acceso a Internet. Ahora, en cambio, esas cifras se han multiplicado infinitamente. El número de computadoras personales en el país se ha elevado a 35, y las personas con acceso directo a la Red, a tres. O los teléfonos celulares. Antes de 1959, o sea, durante la prehistoria, los teléfonos celulares en la Isla no rebasaban la cifra de cero, mientras que en el presente se han elevado exponencialmente al número de 9, incluyendo los que están momentáneamente fuera de servicio. Otra cifra. Antes de 1959, cubanos visitantes del espacio: 0. Después de 1959: 1. Eso para no hablar de los deportes, sobre todo los deportes náuticos. En un deporte totalmente desconocido en la Cuba del pasado —la travesía de 90 millas en balsa o cualquier otro objeto flotante, con o sin timonel— ahora somos los indiscutibles líderes mundiales. La gran regata del verano de 1994, con la participación de 35.000 atletas, se recuerda como el momento más importante en la historia del deporte en el planeta.

Del pasado lo único rescatable ha sido unos huevos de dinosaurios que, tras su debida incubación, han devenido en uno de los mayores fenómenos musicales de los últimos tiempos. Me refiero, por supuesto, a Buenavista Social Club, la Vieja Trova Santiaguera y demás agrupaciones exhumadas de la prehistoria, pero que sin los desvelos de la moderna ciencia cubana nunca hubieran llegado a la actualidad con ese aroma añejo intacto que los caracteriza. Un dato en el que nadie ha reparado hasta el momento: tanto el único cosmonauta cubano como el cantante de Buenavista Social Club ejercieron la profesión de limpiabotas. Así que si quiere llegar lejos en la Isla no pierda su tiempo asistiendo a la universidad: agarre cepillo y betún y empiece a practicar desde ahora, que en cualquier momento lo llaman a recoger un Grammy o el Nobel de química aplicada (a superficies de cuero).

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