| Carta a Victor Hugo |
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| por RAMóN FERNáNDEZ LARREA, Barcelona |
Parte 1 / 3 |
Mi muy parisino y valjeánico Víctor Hugo:
Ante todo, quisiera felicitarle: le han dado una casa en Cuba. En la Habana. En lo que se conoce, en cubano antiguo, como La Poma. Y en la calle O'Reilly, válgame Dios, que va a estar usted cobijado por la UNESCO y todo. Eso no lo resuelve todo el mundo. Creo que se pueden contar con la mano de los dedos los suertudos que lo logran. Claro que, teniendo como tiene usted tan estrecha relación con los miserables, se va comprendiendo el meollo del cuele. Hay miserables agradecidos, vive Dios, o se hacen. Y entonces las viejitas dicen, en la simpática manera con la que siempre las viejitas lo dicen cuando no han alcanzado ese estado beatífico que se llama senilidad: "Fulano es un miserable, pero es agradecido". Y eso cuenta mucho, reconforta. Así que ya puede usted ufanarse un poco, voto a Dios, y decir que tiene una casa en el Patrimonio de la Humanidad, es decir, tiene bienes raíces en el Patrimonio. O que ya está en el patri, para apuntarlo con más sencillez, a la manera parisina. Siempre es bueno entrarle con buen pie a la cosa, vive Dios de nuevo. Y no sé dónde vive, pero a lo mejor hasta es vecino suyo. Y, aunque se afirma que no se mete en política, podría desarrollar con Él una especie de Política del Buen Vecino, en vez del Big Stick que de seguro le declaran los otros que le rodearán. Si tuviera a mano también a Marilyn, entonces se salva con la Doctrina Monroe. Y ya estoy hablando sancocho, lejos del tema del urbanismo.
Porque yo, que le he leído bien, y hasta me disparé disciplinadamente la batalla de Waterloo en el tomo III de Los miserables, en la versión despegable que publicó Huracán, sé que más urbano que usted hay que buscarlo. Ni Urbano González le hace nada en tercera. Más urbano que Urbano Noris, y ese muele y da muela. Y si le gusta eso de estar en el vórtice de todo, pues ahí en esa calle O'Reilly va a gozar de lo lindo, cerca de la calle Obispo y con muchos canadienses tirando fotos, con los que puede desarrollar su idioma. Que hay canadienses muy cultos que hasta hablan francés con cierto acento de Edith Piaf al cuarto whisky. Allí todo lo tendrá a tiro. Esa es una calle muy característica con su gente gritando y sus balcones así de lo más envejecidos. No de balde le pusieron así, O'Reilly, que era un oficial muy serio que se ocupaba extraoficialmente de la retaguardia de esa pelúa de Carlos III, que también hace una calle.
Claro que me alegra por usted, y me asombra a la vez, si ya tenía gabinete, gao, cufo, que son maneras criollas de llamarle a la cueva donde uno se instala a sufrir. Un encufo en París, en la esquina sur de Place des Voges número 6, de lo más céntrico, tranquilo y alejado de los moros en la costa; que ahora han hecho allí mismo el Hotel de Roham Guémenée. Tengo el teléfono y todo, pero no me parece discreto exponerlo aquí, que a lo mejor los que trabajan con Javert lo apuntan y empiezan a molestarlo por eso de que usted se está sobredimensionando. En esto de las viviendas hay que ser muy discretos, que usted no está en edad de andar despalillando arena en una carretilla, ni dándole al güinche, ni cargando bloques, que eso es para la juventud descarriada y si es de piel dura y prieta, soporta más el clima. El clima de desánimo de una micro, digo yo, donde hay que entrar con la columna sana y la esperanza incólume, no sea que venga otra corrida de chilenos y en vez de cinco años tenga usted bloqueo arenal por diez. Ya usted resolvió, y hasta puede que esté en alguna lista secreta de damnificados, que eso pasa. O lo confundieron con el pobre Jean Valjean y algún amigo quiso tirarle un cabo, que Cosette debe criarse como Dios manda, válgame el idem.
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