El boom de la Y |
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por TANIA QUINTERO |
Parte 1 / 2 |
De 26 estudiantes destacados en los Juegos Escolares Nacionales del 2001, nueve tenían nombres que comenzaban con Y: Yoelvis, Yansy, Yoroemís, Yudelmis, Yenkler, Yoisel, Yordanis, Yisel y Yoima. Si me pidieran clasificarlos por sexo tendría dificultades, porque si alguna confusión causa el uso y abuso de la penúltima letra del abecedario castellano es su asexualidad. Son nombres hermafroditos.
En Cuba no es usual que un mismo nombre se ponga a hembras y varones. Entre los casos más conocidos se encuentran Marvin, Lourdes, Caridad, Nieves, Oderquis y los "masculinizados" Bárbaro, Margarito, Cecilio, Catalino y Carmelo.
Pregunté a 32 personas (16 mujeres y 16 hombres, todos adultos y mayores de 40 años) si ellos tenían idea de cuándo y por qué comenzó la moda de poner a los recién nacidos nombres más o menos complicados entre los cuales sobresalían los iniciados con Y. Ninguno me supo responder.
Entonces podríamos especular que alguien, un buen día, decidió traer a primer plano la ye o y griega, que en diccionarios y directorios telefónicos suele ocupar un poco más de espacio que la W y la X pero menos que su sucesora, la Z.
Yolanda, Yara, Yamila, Yadira, Yamilé, eran nombres de uso frecuente antes de la explosión de la Y. En los años de influencia de la Unión Soviética en Cuba, y motivado por el primer cosmonauta en la historia de la humanidad, Yuri Gagarin, el nombre de Yuri se volvió muy popular.
No sé si en ruso existe el femenino de Yuri, pero en la Isla hay mujeres que se llaman Yurina, Yurena y Yurisel. O combinaciones estrambóticas como Yurisleidis.
Durante esas dos décadas y media, infinidad de niñas y niños fueron inscriptos con nombres rusos: Tamara, Tatiana, Natasha, Galina, Valia, Katia, Svetlana, Ludmila, Raisa, lgor, Iván, Serguéi, Mijaíl, Vladimir...
Esta tendencia, valga aclarar, se remonta a las décadas entre 1930 y 1950, con particular influjo en los años de la II Guerra Mundial. La agresión nazi desató en Cuba y en el mundo olas solidarias hacia la URSS.
Más reciente es la decisión de padres cubanos de perpetuar en sus hijos dos apellidos sinónimos de comunismo bolchevique: Lenin y Stalin (un famoso boxeador se llama Stalin López).
En todos los deportes y en el béisbol, en particular, la avalancha de nombres con Y es fenomenal. Tal parecería que hubieran decidido concentrarse, aunque también en el arte y la cultura proliferan las yes.
Más de 60 peloteros y decenas de atletas llevan Y en sus nombres. Dos de las más ranqueadas internacionalmente exhiben dicha consonante: Yipsi Moreno y Yumisleidy Cumbá. A ese paso, en la delegación cubana a los Juegos Olímpicos de Beijing, en el 2008, abundarán los deportistas "enyesados". Y a los chinos no les resultará demasiado difícil la pronunciación: tiene una fonética corriente en ese idioma.
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