Elegguá 'online'
por ISIS INFANZóN DEL CUETO

"Elegguá, orisha mayor. Tiene las llaves del destino, abre y cierra las puertas a las desgracias o a la felicidad. Es la personificación del azar y la muerte. Portero del monte y la sabana". Esta definición, incluida en Los orishas en Cuba, de la antropóloga Natalia Bolívar, nos introduce en la realidad sacra del pueblo cubano, en su universo animista, protagonizado por deidades africanas sincretizadas con santos católicos.

La Habana, 1976. Patio interior de una casa colonial. De dos cuerdas cuelgan un gallo y un chivo. Se trata de la casa de unos señores de blanco que usan collares de intensos colores y hablan una lengua que esclavos africanos trajeron al Caribe. Un niño contempla los ojos abiertos y las lágrimas del chivo sacrificado que sangra cabeza abajo. En el suelo del patio una palangana blanca de bordes azules recoge la sangre, que gotea con rara lentitud. Mientras, el niño mira perplejo a los animales, sentado en un pequeño banco de madera. Al anochecer, una habitación apagada. En su interior un gran altar con flores blancas, velas y ofrendas. Acostado sobre el suelo le hacen reverenciar las cazuelas e imágenes que forman el altar. Todo acaba en una gran fiesta donde, a ritmo de batás, los invitados cantan y bailan, mientras unas señoras mayores sirven comida. Entre los platos destaca la carne de chivo. El niño no puede comer.

Barcelona, 1999. La atracción por esa figura pequeña llamada Elegguá que en las casas cubanas habita en el suelo, detrás de las puertas, fue el punto inicial de este proyecto de Jorge Mata. Elegguá, quien encarna la suerte del hombre y la protección del hogar, cambia de morfología según la casa y su habitante. Lo mismo puede hallarse en altares, patios o jardines. Por ello se dice que Elegguá está en todas partes. Mata ha ido construyendo el proyecto Desde el camino de forma aleatoria, en la misma medida que esta deidad acompaña su camino como persona. Elegguá, el orisha sagrado del hogar, recorre el mundo. A través de este reportaje fotográfico Mata introduce a la deidad en un contexto distinto, en una realidad ajena a su entorno cotidiano. Juega con los diversos materiales que han sido utilizados históricamente para la construcción del orisha y con las posibilidades históricas de ese referente; al mismo tiempo, su Elegguá es siempre el mismo, interactúa con el mar, el asfalto, las grandes urbes y los signos que denotan la presencia del hombre.

Encuentro en la red, 2001. Imágenes escaneadas de Elegguá. Mata introduce al orisha en las nuevas tecnologías. Elegguá está en todas partes. No sólo se retoma desde una mirada contemporánea la esencia de esta deidad afrocubana utilizando la fotografía como referente directo, sino que se le introduce en el multiespacio y la multidireccionalidad de la red ¿Lo cotidiano de espacios urbanos, ruinas, costas, bosques o ríos sacralizará su nuevo hábitat online? ¿Será que la multipresencia de esta deidad mágica incrementará su ya conocida vocación lúdica? Internet y el nuevo papel del usuario, a partir de la interacción con la máquina, reubica los sistemas de recepción artísticos preestablecidos; también, además, podría provocar que en un paroxismo de disfrute oline el orisha elija, a partir de este momento, la world wide web como uno de sus múltiples e inseparables caminos.