Viernes, 24 enero 2003 Año IV. Edición 541 IMAGENES PORTADA
Entrevista
Double Play

Del béisbol a la literatura y viceversa: una conversación con el profesor y crítico literario Roberto González Echevarría, Doctor Honoris Causa de la Universidad de Columbia.
  Parte 2 / 5

The Pride of Havana

Sí, Maels Rodríguez es excelente. Y hay otro, Contreras, que es magnífico. Yo creo que Contreras podría pasar directamente a las Grandes Ligas. Y ese muchacho también, Morales. Sería algo muy bueno que dieran el salto siendo jóvenes, no como Omar Linares, que ya está viejo y ha fichado ahora con un equipo japonés.

¿Qué efecto produciría en las Grandes Ligas el que se abriera el mercado de fichajes a los cubanos? ¿Revolucionaría el escenario, como tantas veces se ha dicho?

La entrada de los cubanos produciría un gran impacto, no sé si una revolución, pero sí un tremendo impacto. Tendrían que crearse reglas especiales de draft para que los equipos más fuertes no los acapararan. Imagínate, con la cantidad de dominicanos que hay en las Mayores, y la Republica Dominicana es la mitad de una isla. Cuba tiene una cantidad de peloteros extraordinarios, y yo creo que si de pronto tuvieran acceso a las Grandes Ligas, habría que hacer una especie de draft verdaderamente histórico, una lotería o algo para asignar los peloteros a los diferentes equipos. Como dije al The New York Times hace algunos años, si de pronto salen los cubanos y un equipo de las Grandes Ligas acapara los mejores, a los que ya están listos para jugar al máximo nivel, esto podría cambiar el resultado de una temporada. Si un equipo se lleva de pronto a Contreras y a Maels Rodríguez, sin duda dos grandes lanzadores, esto podría influenciar o incluso decidir el resultado de un año.

En tu opinión, ¿cuál es el verdadero nivel del béisbol cubano actual?

En Cuba, hay que reconocerlo, se ha hecho un esfuerzo enorme por mantener un nivel muy alto en la pelota. Lo que pasa es que todo el que ha practicado deporte sabe que tú no puedes mejorar si no juegas contra gente mejor que tú, o al menos gente que esté a tu mismo nivel. Si siempre juegas con gente menos buena, no progresas, no das todo lo que podrías dar. Esto es así en todos los deportes. Así que el pelotero cubano que sólo ha jugado en Cuba o contra los llamados equipos aficionados de otros países, en realidad no se ha fogueado con la elite mundial, y eso puede haber afectado su nivel. Yo creo que el béisbol que yo vi en Cuba, hace tres o cuatro años, no va más allá del nivel doble A en Estados Unidos. Con algunos peloteros, eso sí, aptos para las Grandes Ligas. Recuerdo que vi un juego con Asdrúbal Baró, que fue un gran pelotero con el Marianao en los años 40 y 50, sobre todo, y que luego fue entrenador. Él me decía que aquello le parecía clase C; la clase C que existía en su época, cuando había Triple A, Doble A, A, B, C, etc. Yo creo que no, yo diría que como clase Doble A, con algunos peloteros que son mejores. Yo veo bastante Doble A porque en New Haven hay un equipo de esa categoría y es buena, buena pelota. Yo creo que ése es más o menos el nivel.

Tu libro The Pride of Havana. Una historia del béisbol cubano. ¿Se conoce en la Isla? ¿Cómo fue el proceso de escritura?

Bueno, el libro se conoce algo. Hay amigos que lo han llevado, otros que desde allá lo piden. Uno me contó que hay un historiador que va diariamente a copiarlo a mano a la Biblioteca Nacional, donde el libro está, para tener un ejemplar. Es decir que se ha leído, aunque en grupos minúsculos, por supuesto.

En cuanto al proceso, ese libro lo escribí por varias razones, casi todas personales. Es una especie de À la recherche du temps perdu personal. Eso sí, hecho con todas las de la ley en cuanto a la investigación. Tiene algo que ver con lo que llaman Culture Studies, ese sesgo que ha tomado la investigación literaria y cultural que a mí no me parece ni Culture ni Studies, porque surge de un marxismo pasado por agua, pero mi libro no tiene eso. El libro tiende a ser más bien una aproximación literaria a la historia de la pelota en Cuba. Lo empecé como quien no quiere las cosas, pues comencé a leer sobre las Ligas Independientes de Color y asuntos por el estilo. Descubrí por supuesto que ahí era donde jugaban los peloteros negros cubanos en el verano, en las Ligas Independientes de Color, y que cuando se fundó la Negro National League, los Cuban Stars fueron uno de los equipos iniciales. Era una novena sin sede, que jugaba siempre de visitante, y en ella culminaron toda un serie de nombres que ya habían jugado en esos circuitos de color antes que se fundara la Negro National League. Empecé a leer sobre eso y descubrí dónde había jugado digamos Pedro Formental, que era uno de mis peloteros favoritos de los años 40. Pedro Formental jugaba en los Memphis Red Sox, y muy poca gente en Cuba sabía quiénes eran los Memphis.

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