Viernes, 24 enero 2003 Año IV. Edición 541 IMAGENES PORTADA
Entrevista
Frank Delgado: Estamos haciendo los servicios mínimos

El cronista de 'Trovatur' desvela a 'Encuentro en la Red' sus cuentas y sus riesgos.
  Parte 2 / 2

En tu página de Internet aseguras que decidiste quedarte en Cuba por tu cuenta y riesgo. ¿A qué riesgo te refieres?

Me refiero al riesgo de que te pueden silenciar; no hay cosa más dura que estar en un lugar y que no te dejen cantar. Yo sé de gente que ha sufrido esas cosas, es muy difícil. A veces uno camina por el filo de la navaja, estás en una cuerda floja, cantando una cosa que puede ser muy riesgosa y pueden decirte: "oye, hasta aquí, te corto el agua y la luz y no vas a cantar más". Y lo peor es que no te lo dicen, sino que vas a cantar a un lugar y te salen con que no puedes hacerlo "porque la programación ya está hecha". Te meten un síndrome del misterio que yo lo sufriría mucho. Yo quiero quedarme allí haciendo lo que hago, pero sé que es difícil. A mí no me han dado nada; yo no tengo carro dado por el Estado, yo no tengo casa, vivo en un cuarto en casa de mis padres y tengo 41 años. A mí nadie me puede decir que por meter tremenda muela en Cuba me dieron una casa en tal lado.

¿Estarías de acuerdo con que el pueblo cubano pudiera acceder a tu página Web, a Internet, pagando en divisas directamente al Estado y que éste empleara esos ingresos en paliar la crítica situación por la que atraviesa la Isla?

Yo creo que sí, que sería muy bueno, pero información es poder y no todo el mundo va a poder tener acceso a Internet. En Cuba ahora casi todos los centros de trabajo tienen Internet, pero esto no quiere decir que va a haber Internet. Hay Internet en los centros de trabajo pero siempre con restricciones, hay alguien que está vigilando para que no metas pornografía o el Miami Herald, Encuentro en la Red o el Diario de las Américas. Pero creo que va a llegar el momento en que sea imposible de controlar y no sé, se le perderá el miedo. En general, creo que sería muy bueno que la gente pudiera leer no sólo la página mía, sino todo lo que le dé la gana.

¿Qué opinión te merece el hecho de que las últimas canciones de Pedro Luis Ferrer estén prohibidas en la radio nacional?

No me extraña que le suceda eso, y creo que a él tampoco le extraña; cuando compuso esas canciones creo que sabía el riesgo que corría. Yo he trabajado en la radio y sé cómo se hace eso. A veces nosotros lográbamos pasar números sin que los escuchara la Comisión, pero igual tú pones un disco y hay alguien que lo está oyendo y dice: "¡esa canción esta muy fuerte!". Yo lo oí en el Teatro Nacional cantando canciones muy buenas, bastante fuertes algunas, como por ejemplo aquella en la que dice "yo no tanto como él", en la que canta a su padre: "mi padre fue comunista, yo no tanto como él". Después esa canción se grabó en el Centro Pablo de la Torriente Brau y fue editada en un casete. Puede ser que la radio te limite un poco, pero en las presentaciones en vivo es distinto. En las presentaciones en vivo hay un poco más de libertad para decir ciertas cosas. Cuba ha sido un país muy subterráneo; como dice Silvio, de mano en mano se pasa la verdad. De pronto los casetes van de mano en mano, como distribución vertical y democrática de la música. Me siento feliz de que en Cuba haya una industria disquera tan caótica y que la gente luche para que se oiga. Y se oye.

Aparentemente, el ministro de Cultura Abel Prieto ha postulado una política de acercamiento respecto a los artistas e intelectuales asentados fuera de Cuba. ¿No es una inconsecuencia que esta "conciliación" no tenga lugar en la propia Isla, con, por poner un solo ejemplo, las canciones de Pedro Luis?

Puede haber conciliación, pero eso no quiere decir que te vayan a poner por la radio y la televisión. Es decir, la conciliación puede ser hasta un punto, creo yo. Conciliación hasta el punto de que Zoe Valdés pueda visitar Cuba, pero no de que le publiquen sus novelas en Cuba. Hasta el punto de que Pedro Juan Gutiérrez vive en Cuba y puede salir y entrar sin problemas, pero no le editan, por ejemplo, El rey de La Habana. Yo no estoy en la mente del Ministro de Cultura, pero eso es lo que me parece a mí. Quizás con la plástica, por ser un poco más abstracta y polisémica, por ser limitada y no reproducible y permanecer en espacios determinados, como los museos o galerías, haya una conciliación. Aunque creo que también con los músicos pudiera haber esa conciliación.

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