| Persona Non Grata |
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| Sobre Cuba y Latinoamérica. Entrevista a Jorge Edwards, premio Cervantes 1999. |
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| por MIGUEL RIVERO, Lisboa |
Parte 1 / 3 |
Tengo la impresión de que usted sigue con mucha atención los acontecimientos en Cuba...
Mire, pasa una cosa muy rara. Después de mi paso por Cuba como diplomático, que fue muy breve, casi unos cuatro meses, me he convertido en cubano. No sé por qué, pero siempre se me acercan los cubanos, converso con ellos. Inevitablemente, sigo con mucho interés lo que pasa allá, aunque nunca he vuelto. Si regresase en estos momentos, le contaba a una persona el otro día, le tendría más miedo a los abrazos que a los palos. Es verdad que no me gusta recibir palos, pero tampoco abrazos excesivos. Así que me he quedado a una distancia prudente, observando y analizando los acontecimientos.
Enrico Mario Santí, crítico cubano que reside en Estados Unidos, hace poco me dedicó un libro y escribió: "A Jorge Edwards, el mejor de los cubanos". Bueno, la verdad es que no considero que sea mejor en nada, pero me pareció una curiosa dedicatoria.
Lo que pasa es que la experiencia que viví en Cuba fue muy intensa, representando en esos momentos al Gobierno de Salvador Allende. Al mismo tiempo, tan apasionante... Después publiqué el libro Persona non grata (1973) y en cierto modo me convertí en cubano, esa es la verdad.
Recientemente, el Gobierno de La Habana reaccionó furiosamente contra varios gobiernos latinoamericanos que reclamaron fueran respetados los derechos humanos en la Isla.
Acabo de escribir una crónica sobre el asunto. Me pareció como que Fidel Castro se auto erige en el castigador, el comisario, el maestro de escuela que reparte premios y castigos, como, por ejemplo, a una persona tan digna como el presidente de Uruguay, Jorge Batlle. El presidente uruguayo es uno de los estadistas más razonables, más honestos que he conocido, una persona que estimo mucho y Castro lo trató de Judas. Me parece absolutamente delirante.
En lo que se refiere a la izquierda chilena, ¿se nota cierto desencanto hacia el régimen de La Habana?
Ha sido algo inevitable, aunque ese desencanto ya existía desde hace tiempo. Quedan algunos personajes aislados, que no quieren admitir el autoritarismo del Gobierno de Castro, pero esa sensación de desencanto se fue extendiendo desde hace mucho tiempo. Felizmente, porque caso contrario estaríamos locos.
¿Podría hacer una evaluación de la compleja situación que se vive en América Latina?
América Latina es una región difícil porque tenemos malos hábitos, algunos hereditarios. Tenemos mucho de esa tendencia al anarquismo y a la división que es una herencia de la historia española. España está ahora en un gran momento, de buena armonía, pero durante todo el siglo XIX el país se la pasó en guerras civiles. En América Latina tenemos esa tendencia a ese tipo de conflictos, de división, de falta de respeto por la racionalidad. Pero me parece que, a pesar de todo, hay algunos síntomas positivos.
Primero tenemos a México, que está saliendo de la dictadura del PRI con algunas dificultades, pero el país está avanzando. México se consolida con una economía fuerte, un Estado libre donde se respetan los derechos humanos, y eso influye directamente en otros países de América Central. En lo que se refiere a Brasil, no creo vayan a surgir problemas graves. Me parece difícil que Ignacio Lula da Silva pueda ganar en las próximas elecciones. Al final, la gente puede reflexionar por qué es mejor seguir una línea tan razonable como la del actual presidente, Fernando Henrique Cardoso. Lo más inquietante, quizá, es el caso de Argentina, ya que parece que la crisis económica no toca fondo. Pero tiene que llegar el momento en que los argentinos comiencen a recuperar algo de la prosperidad que siempre tuvieron.
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