| Joe García: Más allá del debate sobre el embargo |
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| En exclusiva con el director ejecutivo de la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA). |
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| por IVETTE LEYVA MARTíNEZ |
Parte 4 / 5 |
¿Le decepcionó que el presidente George W. Bush no nombrara a Cuba entre los Estados terroristas en su discurso sobre el estado de la Unión?
Sí. Aunque yo no quiero una guerra, no quiero que Estados Unidos desangre a Cuba. No quiero sangre cubana, lo que quiero es que a la disidencia se le nutra suficientemente para que haya información. De lo que carece más que nada el pueblo de Cuba es de información.
En estos momentos se están viendo en Iraq e Irán señales televisivas de programación que están pagadas por agencias del Gobierno. Cuando empezó [en 1985] Radio Martí, que no se interfería inicialmente, el cambio que creó en cuanto a la información en Cuba fue enorme. Los editoriales de Granma tuvieron que cambiar para "acotejarse" a la nueva realidad que el cubano tenía. Pero desde que se pudo bloquear las señales de Radio Martí, el Granma da opiniones editoriales ante las que cualquier persona que vive en el mundo de la información —como los cubanos en el exterior— se caería para atrás del absurdo... parecen artículos del Pravda de los años 50. Uno los lee y se pregunta: ¿pero quién se cree esta bobería? Desafortunadamente, en la oscuridad que crea la falta de información hasta las boberías del Granma se consumen. Así es que en Cuba se crea un estado de opiniones casi absurdo, de ninguna relevancia en el mundo real. No es la realidad, es la percepción distorsionada que se tiene de ésta a consecuencia de la mala información... esa percepción del "exilio-mafia". Qué concepto de un país avanzado como éste, ¿eh? Ni la "mafia" de los italianos es tal; son personajes de libros de cuento, grupos pequeños de personas que viven al margen de la legalidad. La FNCA y el exilio cubano son gente trabajadora. Cuando uno viene aquí se da cuenta. Qué mafia ni qué mafia.
La imagen que se proyecta en los medios internacionales de prensa sobre el exilio de Miami es la de un grupo atrincherado en posiciones de extrema derecha, ajeno a las actitudes tradicionalmente concebidas como liberales...
El tema de Cuba no es republicano ni demócrata ni liberal ni conservador. Stalin era tan malo como Adolf Hitler; Franco o Pinochet son tan malos como un Tito o un Ceaucescu; todos son dictadores. Claro que hay grados de "peor" en el sentido de que, indudablemente, Hitler fue peor que Pinochet. Para la izquierda americana, por ejemplo, Pinochet es el malo de América Latina y, sin embargo, los asesinatos que se le pueden adjudicar —y yo no quiero defender a Pinochet, dictador y mala persona dentro del contexto de las personas que buscan democracia— son unos 700 o cosa así, algo inaceptable, pero en Cuba son miles y miles de personas las que han muerto bajo el régimen, las que han sufrido las sentencias de prisión más largas del continente. Tanto Castro como Pinochet son figuras deplorables.
Posiblemente esté dispuesto a decir que soy un liberal, pero eso no implica decir que estoy a favor de Fidel Castro. Fidel Castro no es un liberal, y no entiendo como alguien puede definir así a un hombre que reprime los derechos civiles, que no va a elecciones legítimas, que no reconoce la iniciativa del individuo, que no respeta el derecho a la propiedad... No existe manera de categorizar a Fidel Castro como un tipo liberal, no existe.
¿Por qué la FNCA no dedica más recursos a lo que une a los cubanos, que es la cultura?
La FNCA es un grupo político y patriótico que lucha por la libertad de Cuba, no somos un grupo de arte, y es una cosa que en Cuba no se entiende. Un político aquí no debe tener nada que ver con un negociante, igual que un negociante no debe tener nada que ver con un artista, y así. La FNCA no debe ponerse a pagar el concepto artístico, porque en esta sociedad esa mezcla se ve como que yo te estoy comprometiendo a producir un arte a favor de mi política. En La Torre de la Libertad, [donde] estamos tratando de crear un museo, la FNCA no va a jugar un papel; se va a crear una junta separada, porque sabemos que ese conflicto no lo quiere al artista, y tampoco lo quiero yo. Es que los políticos indudablemente quieren mandar al artista.
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