Jueves, 23 enero 2003 Año IV. Edición 540 IMAGENES PORTADA
Entrevista
Frank Delgado: Estamos haciendo los servicios mínimos

El cronista de 'Trovatur' desvela a 'Encuentro en la Red' sus cuentas y sus riesgos.
  Parte 1 / 2
Frank Delgado

Frank Delgado presenta su último disco, El adivino, en los escenarios españoles. Marcado por una reivindicativa actitud trovadoresca ante la música, con textos que van del comentario político-social a la reflexión de aliento intimista, sus canciones se mueven entre lo narrativo y lo poético.

¿Puede decirse que tus últimos trabajos revindican la figura del trovador?

Yo mantengo y revindico la figura del trovador en discos como Trovatur. No hay ningún truco, lo que sale desafinado o mal tocado queda así mismo; lo que sale bien se recoge y también lo que sale mal. Estos discos no tienen truculencia; en los estudios a la gente que canta mal le adornan la voz y afinan de maravilla. Yo revindico la figura del juglar itinerante, el que va de pueblo en pueblo contando historias en verso o cuentos, como hacían en su época Manuel Corona o Sindo Garay. Ahora existe todo el fenómeno mediático, y un trovador puede hacer una canción muy trovadoresca y muy bonita, pero te la pueden poner como anuncio de un banco, y ahí tienes el ejemplo de la canción de Kelvis Ochoa anunciando Caja Madrid. Entonces te pueden hacer mediático. Claro que a mí me gustaría ser un tipo mediático, porque puedes ser un trovador al que ya no sólo escuchen en un pequeño bar, sino en un teatro grande. Por otro lado, mi lenguaje siempre ha sido más bien narrativo en vez de poético, mientras que, en general, el lenguaje de la Nueva Trova tenía un lenguaje basado en la poesía de vanguardia, una poesía elíptica, críptica, en fin, un estilo bastante cercano a la poesía latinoamericana de aquellos años. Yo creo que en la generación posterior hay un poco más de narrativa que de poesía, lo cual es válido también. Una historia bien contada en el espacio de una canción es algo muy interesante, sino preguntarle a Ruben Blades, Serrat o al propio Silvio con su Fábula de los tres hermanos.

¿En tu último disco permanecen las inquietudes de crítica social que han marcado tu obra anterior?

En este disco, que es más de estudio, aprovecho para hacer canciones que se van a oír poco a poco. Las canciones de los discos anteriores son temas que, por lo general, pegan mucho la primera vez que se oyen: son canciones urgentes. Un disco en estudio te da la oportunidad de hacer tu trabajo con más calma, un poco más elaborado, pensando en un público que no está acostumbrado a escuchar un disco a guitarra sola. En este disco hice algunos temas como Azúcar a granel, sobre el amor y la necesidad de expresar esos sentimientos, u otro como Emigrante a media jornada, hecho en una época en que no me dejaban entrar a Cuba porque se me había vencido el permiso de salida, y tenía mucha rabia. Vivir en casa con padre es otro tema con una carga muy irónica, porque se está refiriendo no sólo al hogar familiar como espacio habitable, sino a la patria, al país donde vivimos todos. A estos temas se suman Viaje a Varadero o Matamoros no vira para atrás, canciones que intentan contar lo que está pasando en Cuba, como el fenómeno de la emigración y otros problemas de ahora mismo. Son piezas en las que se aborda sutilmente, tampoco agresivamente, esta problemática del irse, de las frustraciones y del dolor. Son canciones de seguimiento y de solidaridad hacia la gente que está en Cuba. Que la gente se dé cuenta que estás bien enterado, cogiéndole el pulso a la realidad. Que eres solidario a la hora de reflejarlo, para que sirva un poco como válvula de escape, porque el público al oír hablar de esos problemas en las canciones se estimula y se da cuenta que nosotros vivimos los mismos problemas de ellos y los estamos reflejando en forma de arte. Ya sabes, los que quedamos allá [en Cuba] estamos haciendo los servicios mínimos.

En Konchalowski hace rato que no monta en Lada afirmas: "en fin, que no me gusta tanta economía novelada que escribió el tal Karl Marx". ¿Te refieres acaso al tipo de economía practicada por el Gobierno cubano?

Bueno, eso tiene que ver un poco con la manera en que fuimos criados, estudiando toda la teoría marxista económica en los libros de Kontantinov y de Afanasiev, ligados al materialismo histórico y al movimiento obrero. Yo hice rechazo a toda esa literatura, me vengué olvidando y condenado al ostracismo todos esos libros. Yo creo que en Cuba sería posible una sociedad que tuviera lo bueno del socialismo, que los cubanos conservaran esos logros —y esto es algo que los tiene muy amedrentados— combinándolos con las cosas muy buenas y dinámicas que tiene el capitalismo. Ojalá Cuba encuentre una fórmula, un régimen especial único que tuviera todas las cosas de la protección social que tiene el socialismo, pero teniendo una economía como la capitalista, capaz de generar riquezas y nivel de vida. Yo lo que sí no quiero es el Sur para Cuba, porque una cosa es Europa y los demás países desarrollados y otra cosa, por ejemplo, Latinoamérica. El día que eso pase en Cuba yo me voy de allí, vengo para acá.

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