Lunes, 23 septiembre 2002 Año III. Edición 456 IMAGENES PORTADA
Entrevista
Bibliotecas independientes: El peligroso anaquel de la familia Colás

Humberto Colás y Berta Mexidor, hoy exiliados, revelan a Cubaencuentro los orígenes del movimiento de bibliotecarios independientes en Cuba.
por IVETTE LEYVA MARTíNEZ Parte 4 / 4

Tras dormir algunos días en el suelo de casas de amistades, e intentar infructuosamente conseguir un alquiler en Las Tunas, decidieron regresar al municipio Amancio Rodríguez, de donde son originarias sus familias.

En ese municipio, de unos 55.000 habitantes, Colás continuaba de colaborador de la agencia de prensa independiente Cuba Press y corresponsal de Nueva Prensa Cubana. Crearon una célula de Solidaridad Democrática, un sindicato independiente en el central azucarero y dos bibliotecas pequeñas, que tuvieron medio centenar de afiliados. Vivían gracias al apoyo de familiares y amigos.

"Era duro. No nos atrevíamos a comprar carne de vaca en el mercado negro, ni nada, porque allí estábamos señalados, y no queríamos que la policía nos hiciera un registro y nos detuviera por un delito común".

En el exterior, el proyecto de las bibliotecas independientes está representado por el Centro de Estudios para la Opción Nacional (CEON), radicado en Miami, donde también se creó más tarde un Grupo de Apoyo entre activistas y entusiastas de la idea.

Otras organizaciones, como la Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios (IFLA), el PEN Internacional, y Amnistía Internacional, denuncian los atropellos a que son sometidos los bibliotecarios independientes en la Isla.

Intelectuales miméticos

Desde mediados de 1998, ya desempleados, comenzaron a recibir algún dinero del exterior, "pero muy poco, entre 20 y 30 dólares al mes, que se iban en viajes de Colás a La Habana y cuentas de teléfono", afirma Berta, sonriendo tras leer la referencia del director de la Biblioteca Nacional de Cuba, Eliades Acosta, a los "fondos millonarios" que presuntamente reciben los bibliotecarios independientes.

En uno de sus viajes a La Habana, cuenta Colás que fue a la Biblioteca Nacional y trató de contactar a Acosta, pero lo expulsaron de allí sin llegar a verlo.

"Consideramos que es un hombre inteligente que está del lado equivocado. Si Eliades fuera un hombre libre quizás conversaría con nosotros, pero tampoco parece comprometido con el sufrimiento del pueblo cubano. Parece que la intelectualidad cubana [en la Isla] es virtual y mimética. Expresa un apego al régimen y ha llegado a tal nivel de complicidad que se desentiende del sufrimiento de los cubanos", reflexiona Colás.

Considera que en Cuba hoy "se lee más gracias al proyecto de las bibliotecas independientes".

El hecho de que quienes dirigen las bibliotecas no sean profesionales y que reciban algún apoyo del extranjero "no le quita legitimidad", asegura Berta. "Es una necesidad de los cubanos. Si esos libros que hoy están en las bibliotecas independientes, los de Reinaldo Arenas, Zoe Valdés, Guillermo Cabrera Infante, Carlos Alberto Montaner y otros estuvieran en las del Estado, no habría necesidad de crear alternativas".

Tras más de dos años en el municipio Amancio Rodríguez, los Colás sintieron que la situación se había hecho insoportable y temían por el futuro de sus hijos.

Algunos padres no querían que sus hijos jugaran con Zeus, afectado emocionalmente tras presenciar el desalojo y las detenciones de sus padres, y sobre Talía, una excelente alumna, pendía la amenaza del lema excluyente de "La universidad es para los revolucionarios".

"Nos vimos obligados a salir por la falta de tolerancia en la convivencia, las continuas amenazas de prisión, pensando en el futuro de los niños", dice Berta.

Sin embargo, están contentos de haber echado a andar las bibliotecas independientes, que hoy son 75 en el país. "Las recorrimos todas y sabemos las que están funcionando de verdad, y sacamos de la lista a otras que estaban reportadas pero no trabajaban como tales", precisa ella.

"Mira, eso es como otro parto que hubiéramos tenido. No importa lo que hagamos aquí, ni en qué vamos a trabajar, no nos vamos a desvincular del proyecto", afirma Colás, mientras Berta habla de gestionar fondos para esos centros.

Ambos recuerdan con nostalgia los libros que dejaron en Cuba. En Miami acaban de recomenzar sus vidas y también han empezado a armar, en libertad, su propia biblioteca.

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