Miércoles, 31 julio 2002 Año III. Edición 421 IMAGENES PORTADA
Entrevista
Bibliotecas independientes: El peligroso anaquel de la familia Colás

Humberto Colás y Berta Mexidor, hoy exiliados, revelan a Cubaencuentro los orígenes del movimiento de bibliotecarios independientes en Cuba.
por IVETTE LEYVA MARTíNEZ Parte 1 / 4
Familia
Miami. Familia Colás. (Pedro Portal)

Humberto Colás y Berta Mexidor llegaron a tener más de 2.000 libros en su casa de Las Tunas, donde fundaron la primera biblioteca independiente de Cuba. Al salir de la Isla, hace poco más de un mes, las autoridades cubanas sólo les permitieron sacar dos: Entre Cubanos y El Pueblo Cubano, de Fernando Ortiz.

Conversamos en el suroeste de Miami, donde alquilaron un pequeño y modesto espacio, adyacente a una casa, que en Miami se le llama efficency. El hijo menor, Zeus, de 10 años, entraba y salía estrenando los patines nuevos. La mayor, Talía, de 15, llegó al rato de la escuela y se quedó dormida en el sofá.

Un incidente casual catapultó al matrimonio al camino de la oposición, en un vía crucis que les obligó, incluso, a aparentar que estaban separados para poder sobrevivir al acoso y la represión.

"Todo empezó en 1990", rememora Berta, economista de 39 años, desgranando la frase con un típico "cantaíto" oriental. "Estábamos en el parque de Santa Clara, con un grupo de amigos, cantando canciones, incluso revolucionarias, y celebrando los cinco años de graduación de psicología de Colás en la Universidad Central. Apareció un grupo de policías y nos dijo que desalojáramos el lugar. Se formó una discusión y Colás les dijo que ellos eran los verdugos de la revolución, y le cayeron a golpes. Se lo llevaron preso y hasta tuvo que ir al hospital por los golpes. Yo estaba embarazada cuando eso".

El suceso, dice, fue un escándalo en el pueblo, pues en el grupo de una veintena de personas se encontraban profesionales y profesores de la universidad. Aparentemente, para tratar de borrar su culpa, la policía respondió atacando, y acusó a Colás "de atentado a la Policía Nacional Revolucionaria". Fue condenado a tres años de cárcel que le conmutaron luego por una prisión domiciliaria.

"Reclamamos en todas partes. El certificado médico que le dieron a Colás en el hospital desapareció. Llegamos hasta el Comité Central del Partido, pero no nos hicieron caso", agrega Berta.

"Eso definió a mucha de la gente que estaba en el grupo", interviene Colás, de 40 años, mientras ojea en su recién estrenada computadora el debate sobre las bibliotecas independientes que se produjo en Encuentro en la Red. "Hoy en día varios de ellos están en la oposición".

Días de incertidumbre

En 1994, reunido en su casa con amigos descontentos con la situación del país, hablaron de crear un partido, que se llamaría "Los Pinos Nuevos".

"Veíamos cosas malas, la importancia de reformar aquello. Éramos reformistas entonces. El tiempo llegó a convencernos de la necesidad de cambios radicales en el sistema", apunta Colás.

El partido quedó en la idea embrionaria, afirma, pues la policía intervino antes de que llegaran a definir algo concreto.

El 22 de agosto de 1994 tres personas vestidas de civil detuvieron a Colás en la calle, lo metieron en un auto con chapa de la provincia Camagüey, y de allí lo condujeron a la cárcel provincial de Las Tunas, conocida como "El Típico".

Berta y varios familiares lo esperaban en la casa, listos para irse de vacaciones a la playa. Eran los días de la llamada crisis de los balseros.

"Uno imaginándose cualquier cosa, desde que si se había ido hasta que podrían haberlo matado para robarle el carro [que tenía por su trabajo]", recuerda Berta. "A los tres días fui a la policía y lo reporté como desaparecido, y me dijeron que estaba preso. Aparecieron a las pocas horas en mi casa, y me llevaron detenida a mí".

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