Jueves, 23 enero 2003 Año IV. Edición 540 IMAGENES PORTADA
Economía
Habano apagado

Acicate de una economía en bancarrota, la industria tabacalera intenta recuperarse tras los embates de Lili e Isidore.
por IVáN GARCíA, La Habana  
San Luis
San Luis, Pinar del Río. Vega de tabaco tras el paso de Lili

Parece un paisaje de guerra. Campos sin arar. Viviendas destrozadas y varios cientos de vegas de tabaco derribadas en el suelo por los soplos huracanados de los ciclones Isidore y Lili, que entre el 24 de septiembre y el 2 de octubre pasados pasaron por Vuelta Abajo, provincia de Pinar del Río, el sitio donde se cosecha el mejor tabaco del mundo.

Por estos parajes desolados camina ahora el viejo Alejandro Robaina. A sus 83 años, enjuto y algo arrugado, de Robaina podría decirse que es como el buen vino. Su oficio está casi en extinción. Los viejos vegueros de la Isla superan los 60 años de edad. Robaina es el más famoso de todos ellos.

Ha viajado a varios países para promover el tabaco cubano en exposiciones dedicadas a este rubro. Incluso tiene una marca registrada: La Vegas Robaina. Según los fumadores exigentes, es excepcional.

Pero ahora, tanto Robaina como los demás cosechadores de Pinar del Río la están pasando negra. "Siempre que se dan estos fenómenos hay dificultades, pero vamos a seguir adelante con la producción", declara confiado el viejo veguero.

Falta que le hace a la maltratada economía nacional. La cosecha pasada fue de 36.700 toneladas y sus ingresos netos se acercaron a los 300 millones de dólares. Puede que no sea mucho, pero sí lo suficiente para un país que ha visto como su principal industria, la azucarera, acaba de cerrar más de 70 centrales.

Después del turismo, el tabaco es el segundo renglón en la aportación de moneda dura. Pero los ciclones Isidore y Lili agravaron la situación. La prensa oficial no ha creado alarma; sin embargo, fuentes que prefieren no ser identificadas aseguran que esta cosecha de tabaco será inferior a las anteriores.

Los recursos no faltan. La empresa tabacalera española (posteriormente fusionada con la francesa Seita, dando lugar al grupo Altadis, donde Cuba tiene importantes negocios) desde hace más de un lustro costea los gastos de las cosechas de Vuelta Abajo. Y de forma urgente el Gobierno de Fidel Castro ha movilizado a más de 800 constructores de distintas provincias para ayudar a levantar las vegas de tabaco, todas de madera. Pero habrá que hacer una verdadera proeza.

Del río revuelto dejado por el par de ciclones quienes se beneficiaron fueron los ladrones. A Agustín Carpio, veguero de 70 años, del mismo equipo todos estrellas en el que juega Robaina, le robaron uno de los bueyes con que ara la tierra.

A raíz de los huracanes, los matarifes locales y otros provenientes de La Habana hicieron su zafra particular en Pinar del Río. Es que cada libra de carne de res cuesta 50 pesos o dos dólares en el mercado negro de la capital. Un bistec es algo suntuario para un cubano común: si acaso, puede comerlo una o dos veces al año.

Los matadores de vacas, toros y bueyes no perdonaron la vida al animal del viejo Carpio, quien ahora tendrá que desembolsar 3000 pesos (115 dólares) para comprar otro buey. El veguero produce unos 150 quintales de tabaco por temporada y asegura que el Gobierno le paga 410 pesos (16 dólares) por cada quintal.

Mientras Carpio se rasca la cabeza y camina varias leguas en busca de un buen animal para arar sus tierras, Fidel Castro saca cuentas. Según ha confesado públicamente, hace 15 años que dejó de fumar, pero él y su débil economía necesitan que la industria tabacalera pueda al menos vender 200 millones de dólares.

Y es que los efectos de los huracanes sobre el tabaco han venido a cerrar el asfixiante cuadro de la economía nacional. La industria azucarera está en ruinas, el turismo decrece y ha disminuido la entrada de dólares por concepto de remesas familiares procedentes de Estados Unidos. Si ahora el Gobierno no logra prender muchos habanos en las bocas de los adinerados, tendrá que abrirle un nuevo hueco —otro más— al cinturón ya sumamente apretado del cubano de a pie.


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