Jueves, 14 noviembre 2002 Año III. Edición 494 IMAGENES PORTADA
Economía
Isla desnutrida

Los efectos de una crisis alimentaria extendida por años, ya son visibles en nuestras escuelas.
por OSCAR ESPINOSA CHEPE, La Habana Parte 1 / 2
Niña
Niña (Cristina Piza)

Un informe titulado El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo, 2001 fue presentado por la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), con motivo del Día Mundial de la Alimentación, el pasado 16 de octubre.

El documento refleja la evolución del hambre en los períodos 1990-92 y 1997-99 en el planeta. Lamentablemente, los datos sobre Cuba indican un radical empeoramiento en la alimentación de la población.

Si en los años 1990-92 el nivel de población subnutrida en Cuba fue de un 4%, en 1997-99 ascendió al 17%, o sea, 1,9 millones de personas, lo que representa el 21,5% de los desnutridos del área del Caribe.

Según el informe, las tendencias en América indican una disminución de la población desnutrida. En América del Sur, de 42 millones a inicios de los noventa se pasó a 33,4 millones; la reducción se produjo principalmente en Brasil y Perú. Venezuela fue el único país donde hubo un aumento, de 2,3 millones en 1990-92 a 4,8 millones en 1997-99. En dos países, Costa Rica y Chile, el número de personas desnutridas es inferior al 5% del conjunto de la población.

En el caso de Cuba, la situación de la desnutrición viene señalándose por los organismos internacionales desde hace tiempo. El fenómeno se ha acelerado debido a la pérdida de las enormes subvenciones provenientes del bloque soviético y por la negativa del Gobierno a permitir nuevas formas de producción agrícola que incrementen el suministro de alimentos.

El panorama reflejado por la FAO posiblemente se haya agudizado a causa de los problemas económicos presentes a partir de 2001, debido a la disminución de los ingresos por concepto de turismo, inversiones extranjeras, remesas, caída del precio de los principales rubros de la exportación cubana (azúcar, níquel, etc.), así como los efectos destructivos de los tres huracanes que han azotado a la Isla en menos de 12 meses.

Su incidencia puede apreciarse en el desabastecimiento de artículos alimenticios, principalmente de origen agropecuario y, como consecuencia, en el notable incremento de los precios en los mercados. El Estado procura vender algunos productos a precios relativamente bajos, pero sus ofertas no son estables ni de apreciable calidad (a no ser ciertos artículos, como el arroz estadounidense desde septiembre).

En cuanto a los productos comercializados en el sistema de racionamiento mensual, que hasta 1989 podían satisfacer las necesidades más elementales de los ciudadanos, hoy apenas alcanzan para una semana.

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