Invenciones y realidades |
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Según el Banco Central de Cuba, el aporte del sector de la construcción al PIB nacional aumentó en un 3,6% en 2001. Pero el panorama se presenta más lúgubre. |
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por OSCAR ESPINOSA CHEPE, La Habana |
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En 2001, el volumen de viviendas edificadas en la Isla fue de 34.000, según informó la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas (CEPAL), sobre la base de los datos suministrados por la Oficina Nacional de Estadísticas de Cuba.
La cifra es la menor desde 1996 y representa una disminución del 20,8% en relación con el año 2000, cuando se terminaron 42.940 viviendas. La caída se produjo fundamentalmente en lo construido por el sector estatal (-32,3%), aunque también se observan disminuciones en el llamado sector cooperativo (-3,2%) y en el privado (-12,9%).
En el plan para 2001 se preveía construir 31.000 viviendas por el Estado y las cooperativas, pero sólo se edificaron 20.000. El pasado año, el huracán Michelle afectó 166.515 viviendas, de las cuales 12.579 quedaron totalmente destruidas.
El problema habitacional es uno de los más serios afrontados en el país debido al bajo nivel de construcción, a lo que se agrega la prolongada ausencia de un mantenimiento adecuado del fondo de viviendas. Ello ha sido reconocido públicamente en más de una oportunidad por altos funcionarios del Gobierno.
En 1997, una información aparecida en el periódico Granma reconocía que en la priorizada Ciudad de La Habana cerca de la mitad de las 560.000 viviendas existentes entonces estaban clasificadas en estado técnico regular o malo, y 60.000 de ellas resultaban irrecuperables. Se apuntaba que la situación era más deplorable en los municipios Centro Habana, Habana Vieja, Diez de Octubre y Cerro, los más densamente poblados, con el 49,0 y 34,0% de las viviendas en mal y regular estado, respectivamente.
El mantenimiento de las edificaciones en la capital y el resto del país no ha mejorado desde que fuera publicada la citada información, lo que puede apreciarse fácilmente con sólo recorrer las calles de cualquier ciudad o pueblo, con excepción de algunas zonas turísticas y otras donde se han llevado a cabo limitados planes de rehabilitación.
En Cuba, la carencia de viviendas ha provocado el hacinamiento de varias generaciones en pequeños espacios, lo que ha conspirado contra la solidez de la familia. Ello ha concitado tragedias debido a la falta de privacidad y la promiscuidad presente en muchos hogares.
La marginalización de considerables sectores de la población, los altos índices de divorcio, junto a otros factores negativos, en parte son consecuencia de la profunda crisis habitacional. Estos problemas podrían agravarse debido a la escasa construcción de viviendas en la actualidad.
Por otro lado, de acuerdo con un informe del Banco Central de Cuba, el aporte del sector de la construcción al Producto Interno Bruto (PIB) en 2001 aumentó en un 3,6% respecto a los niveles obtenidos el año precedente. Un resultado que no armoniza con la pronunciada caída en la edificación de viviendas, ni con el comportamiento de la producción de materiales para la construcción, que respecto al 2000 tuvo un considerable descenso en varios de sus principales renglones: cemento gris (-19,0%), bloques de hormigón (-15,0%), y acero común, fundamentalmente cabillas corrugadas (-17,0%), según datos publicados por CEPAL.
Evidentemente, aunque las estadísticas oficiales lanzan una visión halagüeña sobre el sector de la construcción, la realidad las desmiente.
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