¿Lecciones de qué?
Cerca del 20 por ciento de los cubanos estaba subnutrido en 1996-98, según un estudio de la FAO. ¿Cuántos lo estarán ahora mismo?
por OSCAR ESPINOSA CHEPE, La Habana	Parte 2 / 2

El 19,0% de los ciudadanos cubanos estaba subnutrido en 1996-98, según arrojó un estudio mundial sobre personas comprendidas en esa categoría durante igual período, realizado por el Fondo para la Agricultura y la Alimentación de las Naciones Unidas (FAO).

El informe refleja que 17 naciones de Latinoamérica y el Caribe, 15 de Asia y 15 de África presentaban un cuadro alimentario mejor. En el entorno de la Isla, sólo Honduras (21,0%), Bolivia (21,5%), Guatemala (22,0%), República Dominicana (26,0%), Nicaragua (30,0%) y Haití (61,0%), poseían una situación de subnutrición peor.

Todo indica que las condiciones de subalimentación en Cuba, reflejadas en el informe de la FAO, han empeorado. A finales de 2001 se produjo una depreciación de la moneda nacional en el 23,0%, y recientemente se aplicó un alza en los precios de muchos productos alimenticios sin compensaciones en los ingresos de la población. Esto, lógicamente, tiene que haber afectado los niveles de consumo de los sectores más humildes.

También debe considerarse el daño al medio ambiente ocasionado en Cuba, fundamentalmente la degradación de las tierras cultivables. Según la superficie estudiada por el Instituto de Suelos, la clasificación agro-productiva de los suelos cubanos en el año 1996 reflejaba que el 50,0% era muy poco productivo y el 17,6% poco productivo. Existen provincias, como Guantánamo, donde los terrenos muy poco productivos alcanzan el 85,2% y los pocos productivos 4,5% del total.

Entre los factores que han motivado la masiva degradación del área agrícola están la salinidad y la sodicidad (14,9% de la superficie), la erosión de muy fuerte a media (37,3%), el mal drenaje (40,3%), la compactación (37,3%), el muy bajo contenido de materia orgánica (69,6%), la baja retención de humedad (37,3%), entre otros, según aparece en el Anuario Estadístico de Cuba del año 2000.

Los resultados logrados por el régimen en la alimentación de su pueblo no constituyen un modelo a imitar. Tampoco sus prácticas de atención al medio ambiente, únicamente eficientes para destruir la fertilidad de las tierras, con consecuencias funestas para las generaciones futuras. Resultan ridículas las pretensiones de los dirigentes cubanos de aleccionar al mundo, cuando sólo pueden mostrar todo lo que no se debe hacer en el ámbito de la producción de alimentos.

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