| La zafra que acaba |
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| En 1919 la Isla elaboraba más de 4,0 millones de toneladas de azúcar. Cerca de un siglo después y con una población cuatro veces superior, no pasa de 3,7. |
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| por OSCAR ESPINOSA CHEPE, La Habana |
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La zafra azucarera 2001-2002 prácticamente ha concluido, afirmó el oficialista periódico Granma en un artículo publicado el pasado 1 de junio. La cantidad de azúcar producida fue de 3.610 000 toneladas, ligeramente superior a la precedente, que llegó a algo más de 3,5 millones.
Sorprende esta baja producción azucarera si se tiene en cuenta que ya en 1919 la Isla elaboraba más de 4,0 millones de toneladas de azúcar, con menos avances tecnológicos y una población total de 2,8 millones de habitantes. Además, la zafra que recién termina comenzó tan temprano como a finales de noviembre del pasado año, por lo que se hizo en siete meses, durante los cuales se contó con excelentes condiciones meteorológicas para el corte y transportación hacia los centrales.
Aunque no se ha ofrecido información sobre los parámetros alcanzados, se estima que el rendimiento industrial obtenido no alcanzó ni siquiera el 11,0 %. La utilización de las capacidades de molienda quedó muy por debajo del 70,0 %. En cuanto a los rendimientos agrícolas todo indica la inexistencia de una recuperación, manteniéndose la producción cañera cubana como una de las peores del mundo.
Ciertamente, esta zafra fue afectada por el paso del huracán Michelle por el centro de la Isla, en noviembre de 2001; el fenómeno debió dificultar la mecanización de la cosecha al revolcar y acostar las plantas. Sin embargo, ello podría haberse resuelto —en gran medida— a través del incremento del trabajo manual.
Paralelamente al pobre volumen de azúcar producido y al alto nivel de ineficiencia previsible, los precios del producto en el mercado mundial se encuentran altamente deteriorados, la libra a menos de 6 centavos de dólar estadounidense. Ello indica que los resultados económicos pueden haber sido los peores de los últimos años.
De acuerdo con la información brindada por el oficialista Granma, se estima un descenso en el valor exportado de 120 millones de dólares respecto al pasado año, sólo por los efectos de los precios.
En la campaña recién finalizada únicamente molieron 104 centrales de los 156 existentes en el país. La no utilización de las instalaciones fabriles azucareras hace pensar que muchas de ellas están siendo desactivadas.
En el artículo de Granma se subraya que la realidad económica impone para la próxima zafra, y en el futuro, una producción que satisfaga nuestro consumo interno, cumplir los compromisos contraídos y acceder al mercado externo con un precio que genere ingresos en divisas superiores al costo de fabricación. Tal aseveración hace pensar que está en marcha una radical transformación del sector, la cual en la próxima zafra dejará inactivos a todavía más centrales, a fin de que sólo funcionen los verdaderamente eficientes. No obstante, ni así podrá obtenerse la meta de que los ingresos en divisas sean superiores al costo de fabricación, dadas las calamitosas condiciones en que se encuentran.
La agroindustria azucarera está urgida de una transformación profunda, imposible de realizar en los estrechos marcos proporcionados por el actual modelo imperante. Resulta previsible que la producción que un día fuera motivo de orgullo nacional continuará cuesta abajo.
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