| De nuevo en Ginebra |
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| ¿Son los 'lacayos del imperialismo yanqui' amigos o enemigos del régimen? El doble rasero de la política exterior cubana. |
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| por OSCAR ESPINOSA CHEPE, La Habana |
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Una resolución sobre la situación de los derechos humanos en Cuba fue aprobada en la Comisión de Naciones Unidas por 23 votos a favor, 21 en contra y 9 abstenciones, el pasado 19 de abril. Por primera vez la promovió una nación latinoamericana, Uruguay, con el co-patrocinio de varios países de la región.
Las autoridades cubanas reaccionaron como ya es habitual, acusando a los países patrocinadores de actuar bajo cuerda norteamericana, o sea, como títeres.
Curiosamente, tal argumento desautoriza a los mismos 23 Estados —calificados ahora como marionetas— que en la pasada Asamblea General de Naciones Unidas, efectuada hace sólo unos meses, reiteraron sus votos en contra del embargo norteamericano a Cuba. El hecho fue señalado entonces por la prensa oficial como una "clara evidencia" del rechazo mundial a la política estadounidense.
Asimismo, si son examinadas las cifras del comercio exterior de la Isla, puede constatarse que el intercambio de mercancías realizado con esos 23 países representó más del 50,0% del total efectuado en 2000. Según los datos disponibles de ese año, España, con 893,2 millones de dólares, fue el segundo socio comercial de Cuba; Canadá, con 588,8 millones, el tercero; México, con 337,8 millones, el séptimo: le siguieron Francia e Italia, con 332,2 y 330,8 millones respectivamente. Todos ellos votaron a favor de la resolución.
Respecto a la actividad turística, en 2000 los 23 países actualmente calificados de "servidores del imperialismo yanqui" generaron el 75,5% de todos los visitantes. Destacó, como siempre, Canadá, con el 17,3%, lo cual significa que de casi 5 turistas arribados a Cuba, 1 procedió de esa nación co-patrocinadora.
Los principales inversores en la economía cubana son precisamente Canadá, España, Italia, Alemania, Reino Unido y México, en desafío abierto a los criterios de la política norteamericana. Los avances en la industria del níquel, la prospección petrolera y la generación eléctrica a partir del gas acompañante en la extracción de petróleo, entre otros ejemplos, se lograron gracias a la tecnología, los recursos y, en algunos casos, los mercados asegurados por estos países.
Análisis semejante pudiera hacerse en la esfera de la colaboración científico-técnica y cultural, donde se han suscrito múltiples acuerdos con los supuestos lacayos del imperialismo. Estos han proporcionado indudables beneficios a la sociedad cubana, brindándole acceso a novedosas técnicas en diversos campos del conocimiento humano.
La práctica castrista de acusar a cualquier gobierno que ose contradecir sus designios de "agente del imperialismo", por constructivas y moderadas que sean sus críticas, no es más que una extensión de los métodos aplicados internamente por el totalitarismo contra los ciudadanos con criterio propio.
Para la mentalidad fundamentalista prevaleciente en los círculos gobernantes cubanos, sólo existe una opción: la completa subordinación a sus caprichos. Todo aquel que mantenga una posición independiente y digna, que se atreva a expresar críticas, no es más que un "despreciable agente imperialista", y como tal debe ser tratado.
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