| Los dólares y la batalla de ideas |
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| Lecciones de la zafra tabacalera. |
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| por JOSé HIDALGO-GATO SáNCHEZ |
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De los resultados de la zafra tabacalera 2000-2001 hablan muy encomiásticamente los funcionarios gubernamentales, ésta ha sido considerada como "la más eficiente del período revolucionario", cuando con 270 caballerías menos sembradas, se produjeron 37,7 millones de cujes, casi similar a la precedente.
Los rendimientos de los cosecheros pinareños dejaron mucho que desear en los últimos años, por lo que en asamblea previa al IX Congreso de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), Orlando Lugo Fonte, su presidente nacional, los calificó como un problema político a señalar: "¿Es que acaso la irrentabilidad y el endeudamiento de una cooperativa o los bajos rendimientos de algunos productores no son un problema político?".
Estos bajos rendimientos de "algunos" productores, que presentan el 49,1% se describieron de la siguiente forma: de los 11 747 vegueros con que cuenta la provincia, 2 433 promediaban menos de 100 quintales por caballería, 1 759 no llegaban a los 150 quintales y 1 578 producían entre 150 y 200 quintales, en la misma área.
Estos rendimientos, los que no cubren prácticamente los gastos de la cosecha, son a la vez irrisorios cuando se comparan con los 500 quintales por caballería obtenidos por otros, que en ocasiones sólo estaban separados por una cerca o guardarraya, es decir en tierras con las mismas características.
En esta zafra tabacalera no fue necesario que participaran docenas de miles de estudiantes de Ciudad de La Habana y otros miles de trabajadores "voluntarios" que durante decenios inundaban las vegas.
Para los funcionarios estatales del ramo, la disminución de la ineficiencia es el resultado de la elevación de la conciencia política entre los productores, como resultado de la "batalla de ideas" que viene "librando" la nación.
Pero realmente, es un criterio generalizado entre los que están vinculados a la producción de tabaco, que esto se relaciona con la introducción de nuevas variantes, menos socialistas, como la entrega en usufructo de las tierras pertenecientes al monopolio estatal que se encontraban ociosas junto al incremento de los precios del quintal de tabaco en moneda nacional y la estimulación en dólares, conforme a la calidad. Son los productores los que verdaderamente conocen la principal motivación, porque las evaluaciones del nivel político y la estimulación moral, no forman parte de ninguno de los sistemas capaces de impulsar el trabajo, y si para algo han servido cuarenta años de ineficiencia es precisamente para dejar esto demostrado. La teoría económica nunca ha sido mejor expuesta que en la realidad cubana.
Otros factores que estuvieron presentes entre estas medidas, permitieron también la incorporación familiar al proceso productivo, así como la contratación de fuerza de trabajo necesaria, fundamentalmente para labores del ensarte de las hojas de tabaco.
Sin embargo, hay algo de lo que no se hace mención en los medios de propaganda y que ha jugado un papel importante para los productores, es el asesoramiento técnico, administrativo y del aseguramiento material de la Empresa Tabacalera S.A., que cuenta con capital español y que a algunos les recuerda las funciones —casi similares— que realizara antes del año 1959 la Cuban Land Co., radicada en la provincia.
Los resultados obtenidos en esta cosecha tabacalera y los elementos que estuvieron presentes, son muestra elocuente de que la ineficiente agricultura cubana necesita su despolitización, la liberación del tutelaje estatal y permitir a los productores una libre concurrencia al mercado, lo cual proporcionará obtener de la tierra mejores frutos.
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