Cuba hacia el capitalismo de Estado |
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De la colectivización impracticable al mercantilismo estatal: una ruta escogida hace ya más de 70 años por la antigua Unión Soviética |
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por BALTASAR MARTíN |
Parte 1 / 3 |
En el mismo año del golpe de Estado en Rusia (1917), Lenin escribió: "El capitalismo monopolista de Estado constituye la preparación sustancial más completa para el socialismo".
En el Informe ante el Vigésimo Segundo Congreso del PCUS en 1961, Krushchev expresó: "Vladimir Ilich Lenin nos enseña el realismo en política. Es posible pintar las perspectivas más esperanzadas, esbozar las tasas más elevadas de desarrollo económico, pero si los trabajadores mismos no se dan cuenta de la necesidad de reorganizar la sociedad, si no están materialmente interesados, los planes esbozados no se llevarán a cabo con éxito".
La NPE (Nueva Política Económica) fue un desesperado esfuerzo de Lenin para evitar el colapso del sistema bolchevique, luego de su mal ideada zambullida en el colectivismo forzado, causante de hambre y de caos al faltar tanto el apoyo popular como la pericia administrativa: fue, sencillamente, una política de retirada, de una colectivización impracticable a un capitalismo de Estado, no a un capitalismo de libre empresa o de mercado libre. No olvidar que el capitalismo de Estado es el sistema económico que permite la propiedad privada por "tolerancia", y en condiciones tales que puede siempre ser restringida desde arriba, sin proporcionar al pueblo resguardos, dentro de la misma estructura, contra los abusos de un poder arbitrario, ni siquiera contra la expropiación. Capacita al Estado para poner en libertad las potencias dinámicas inherentes a la empresa privada, y luego, cuando considera que es el momento oportuno, a recoger para sí mismo los resultados fecundos. Así pues, se relaciona mucho más íntimamente con el fascismo y con el comunismo totalitario que con el capitalismo de la libre empresa.
El capitalismo de Estado fue el puerto elegido en la tormenta para poder ofrecer al pueblo, por el tiempo que la conveniencia pudiera requerirlo, los incentivos de la propiedad privada. Con todo, no planteó amenaza alguna para la estructura monolítica del poder.

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