Puerta de salida a la crisis |
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Bajo el actual sistema, el perfeccionamiento empresarial es una utopía: la eficiencia económica es uno de los tantos efectos de vivir en libertad |
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por JOSé HIDALGO-GATO SáNCHEZ, ICEI |
Parte 1 / 2 |
En la actualidad la economía cubana vive una aguda crisis de ineficiencia y falta de valores morales que afectan tanto al sector productivo como al de servicios. Descontrol de los medios materiales y financieros, pérdidas millonarias en los procesos productivos, diferentes formas de engaño a los consumidores, un sistema de contabilidad no confiable y venta de productos particulares en comercios estatales son, entre otros, lastres de la llamada economía socialista.
Para tratar de enfrentar estos candentes problemas, el Consejo de Estado aprobó mediante el Decreto Ley 187, las bases de lo que ha dado en llamarse Perfeccionamiento Empresarial. Este sistema tiene como experiencia inicial el aplicado en el Ministerio de las Fuerzas Armadas y es considerado como la medicina para solucionar la situación.
Al referirse a él, Carlos Lage, secretario del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros a cargo de la economía de la Isla, aseguró que sería como "anclar el socialismo en la base empresarial, porque nos va a permitir crear condiciones para incrementar los servicios y para llegar a la calidad y eficiencias necesarias".
Los principios generales del Perfeccionamiento Empresarial, que se basan fundamentalmente en la vinculación del salario a los resultados económicos y la estimulación para ocupar cargos de mayor calificación y responsabilidad, están más cerca del mecanismo de autofinanciamiento aplicado en la ex Unión Soviética que de las causas reales que motivan esta crisis.
Sus ideólogos esperan que cuando se logre la confiabilidad de la contabilidad –que resulta su talón de Aquiles–, la superación técnico-profesional de los empresarios y se fortalezca el nivel ideológico de los trabajadores, el sistema empresarial obtendrá la eficiencia con que debe operar. Pero este método que sólo introduce cambios en el viejo sistema, sin modificar su esencia, sólo producirá bolsones de cierta estabilidad económica, como sucedió en los centros donde son estimulados los trabajadores, en los cuales los mecanismos emergentes empleados se desgastan progresivamente y se vuelve a la situación inicial.

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