Viernes, 24 enero 2003 Año IV. Edición 541 IMAGENES PORTADA
Desde...
Madrid: La patria secuestrada

por JUDIT PéREZ HERRERA Parte 2 / 2

Para recuperarse a sí mismo, el cubano suficientemente lúcido debe previamente proceder a una dura tarea de demolición crítica, que lo sacuda del despotismo de una ideología política que, al envejecer y perder vigencia, ha ido saqueando cada vez más y con menos escrúpulos las coordenadas y nociones de la nacionalidad. Este cubano lúcido con el que sueño debe aprender, a semejanza del cisne sagrado de la tradición hindú, a separar el agua de la leche, la arena del arroz.

A veces sólo fuera de Cuba la memoria colectiva que nos identifica con nuestro lugar de nacimiento puede brotar. Libre ya del dogal ideológico que imponen los intereses de la dictadura, el cubano retorna a lo cubano en un movimiento vital, casi biológico, casi siempre doloroso y que quizás nunca llega a comprender del todo. A la llamada crisis de desarraigo cabe apuntar el acápite de una desorientación valorativa de primer impacto en cuanto a categorías que incluyen a lo "yoico" y lo colectivo, la memoria y la sublimación del pasado que han de ser unificadas de forma contingente en el escenario de una realidad nueva y desconocida, que debe aprender a superar. Es por eso que la nostalgia del cubano es en ocasiones un espejismo que lo desorienta, que no sabe cómo colocar en una magnitud temporal y espacial coherente dentro de su conciencia, porque a cualquier ser humano le es difícil asumir la nostalgia de sí mismo, descubrirse nostálgico de nacimiento, carente y expoliado de tradición desde la propia cuna. Le es difícil llorar por una patria que descubre nunca ha existido para él o que perdió hace mucho tiempo, en esa misma locación geográfica de la que acaba de llegar.

La nostalgia del cubano puede ser una nostalgia diferente. Para la mayoría de los mortales es casi imposible idolatrar un concepto. La "idea de Cuba" como la "idea de Dios" es un paradigma difícil de aprehender. Bajo estas condiciones desentrañar su complejo entramado de probabilidades, a la hora en que nos aprestamos a una definición o planteamiento, nos obliga a asumir nuestra condición nacional a través de sus fragmentaciones, sus rupturas, sus claroscuros y sus diálogos inasequibles, cruzados siempre con los ecos del frenetizado discurso del poder, independientemente de lo lejos que nos hayamos largado o de los mecanismos de supervivencia instrumentados para superar nuestros destinos. La síntesis de todo esto nos obliga a una búsqueda lancinante y accidentada, para la que no estábamos preparados y que se verifica a través de descubrimientos repentinos de nosotros mismos en zonas inexploradas de nuestro sentido de la identidad, de tomas de conciencia súbitas, de dialécticas espirituales inéditas. En el exilio muchos cubanos se vuelven más cubanos que nunca. De ahí proviene, como de la tradición católica más pura, toda la imaginería material y espiritual de la que se rodea con delectación. Lo que en otro emigrante sería permanencia, afán de no desarraigarse, temor a olvidar y perder sus raíces, en el cubano puede ser descubrimiento, aprendizaje, asimilación apresurada de algo que recién reconoce como suyo. Paradójicamente, este estar lejos para estar cerca, este descubrirse a sí mismo a través de un entorno menos hostil y atenazador, ha constituido la experiencia emblemática de muchos emigrantes cubanos.

Los exegetas del castrismo han tratado de hacer ver en este vehemente regreso a lo cubano un involuntario acto de contrición, un lamento por el "paraíso nacional" al que acaban de renunciar, en un acto de deleznable irresponsabilidad. La Revolución Cubana se atribuye inusitadamente la condición de numen nutricio de lo patrio, de depositaria y guardiana de la tradición. En este contexto, lo único que verdaderamente ha hecho desde que llegó al poder es contrabandear con lo cubano, manipularlo y prostituirlo hasta límites insospechados, adulterando zonas de la nacionalidad hasta casi hacerlas irreconocibles. Capítulo aparte cabría concederle al caótico revisionismo al que ha sido sometido el legado literario y político de José Martí, tergiversado hasta la traición en una suerte de hermenéutica oficial donde lo absurdo y lo panfletario parecen tomar categoría de documento nacional.

A los estamentos de nuestra nacionalidad le han sido endilgadas nociones extranjerizantes más inverosímiles y escandalosas aún que cualquier penetración ideológica norteamericana históricamente demostrada. Recuérdese la sovietización masiva que pesaba sobre nuestra cultura en los años en que la Isla sufrió una nueva forma de coloniaje, inédita hasta entonces en los anales de la sociología, la política y la historia. Aquellos años en los que, entre otras cosas inauditas, comimos borsch ucraniano con 37ºC a la sombra y aquella sopa rusa que aparecía en los menús del día con una ortografía inextricable: solianka.

El reencuentro con la patria en el exilio puede constituir un acontecimiento completamente viable para muchos de nosotros. De cualquier forma, lo ontológico en cada ser humano provee de válvulas de seguridad contra las que nada puede la sordidez de los tiranos.

La relación que el hombre establece con su memoria colectiva y su concepto personal de pertenencia y origen es una condición consustancial a esa libertad primigenia, intocada y a todas luces salvable, con que arribamos a la vida.

Salto a cont. Volver: Inicio »
1   Inicio
2   Para recuperarse...

Imprimir Imprimir Enviar Enviar

En esta sección

Venezuela: Mensaje urgente
CARLOS V. LóPEZ
Texas: 'Me rindo'
RAFAEL E. SAUMELL
La Habana: Edmundo, la muerte y Dios
RICARDO GONZáLEZ ALFONSO
Caracas: Hugo Chávez, Salvador Allende
ANTONIO SáNCHEZ GARCíA
Madrid: Solidaridad y trabajo voluntario
JOAQUíN ORDOQUI GARCíA
La Habana: Escaramuzas en la Batalla de Ideas
ALDO BALLESTER CRUZ
NOTICIERO
SOCIEDAD
ECONOMÍA
CULTURA
INTERNACIONAL
DEPORTE
MÚSICA
OPINIÓN
DESDE...
ENLACES
Chat
ENTREVISTA
Cartas
BUSCADOR
Galeria
Mini
EDICIONES
» Actual
« Anterior
Seleccionar
D:  
M:  
A:  
   
Voto
 
 
PORTADA ACTUAL NOSOTROS CONTACTO DERECHOS SUBIR
 
© 1996-2003 Asoc. Encuentro de la Cultura Cubana.