| Madrid: ETA, Batasuna, La Habana |
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| por ARMANDO AñEL |
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Por estos días, la puesta en marcha de la ilegalización de Herri Batasuna (HB) como partido político en España ha traído a colación, otra vez y transversalmente, la alcurnia terrorista del castrismo. A su tendencia a anular la existencia y el derecho humanos en la propia Cuba (recuérdense no sólo los hundimientos de embarcaciones civiles o de nadadores en tránsito hacia la base naval de Guantánamo, los fusilamientos sumarios o el ocultamiento, por razones de marketing político, de epidemias letales, sino los antecedentes de un movimiento que, como el del joven Fidel Castro, colocó bombas en cines y otras plazas públicas, con el consiguiente precio en vidas inocentes que ello acarreaba) hay que sumar —no ahora, pero sí nuevamente— la evidencia de sus coqueteos, y affairs, con el terror internacional; en el caso que nos ocupa, con ETA. Una historia vieja y certificada, aunque no lo bastante difundida.
El documento 15B, del expediente aportado por el ejecutivo español al Tribunal Supremo en el actual proceso que se sigue contra Batasuna, revela pormenores inquietantes. Según el mismo, los batasunas Esther Aguirre, Rafael Díez Usabiaga, Miguel Ángel Corta Carrión, Jone Goiricelaya y Jesús María Gete Olarra se reunieron con ETA y miembros del Comité Central del Partido Comunista Cubano (PCC) en La Habana, allá por abril de 1998 —la información fue extraída por la policía francesa de un archivo de dirigentes de la estructura política de ETA como José Ignacio Herrán, José Javier Arizkuren Ruiz, etcétera, en París en 1999— para repasar la clase de facilidades y autonomías de que podía gozar el Movimiento de Liberación Nacional Vasco en la mayor de las Antillas. Datos financieros relacionados con ello ponen sobre el tapete un escenario casi hilarante, pero todo lo revelador que se quiera: la explotación de una fábrica de zapatillas por la banda armada y el Ballet Nacional de Cuba.
Del auto de suspensión de actividades de Herri Batasuna puesto a punto por el juez Baltasar Garzón se desprende, inclusive, que un alto dirigente de la Seguridad del Estado cubana manejaba —posiblemente todavía maneje— los motes ultrasecretos de los máximos jefes de ETA. MarioTik 93KO Otsaila, documento intervenido al etarra José María Dorronsoro en 1993, contiene, por añadidura, comunicaciones del jefe de ETA en Cuba, José Ángel Urtiaga, tras el viaje de un miembro de HB a la Isla. Otro archivo etarra descubre cierta misiva remitida al propio Urtiaga, en la que se le pide contacte con un tal Renan. Según Garzón, se trata de Renan Montero, oficial del Ministerio del Interior cubano.
Probablemente nuevas revelaciones estén por llegar, toda vez que el proceso que tiene lugar en España, en su tránsito de lo político a lo anecdótico, pica y se extiende. Entretanto, y como diría Castro parafraseando la popular tonada, el cuartico está igualito... hasta un corresponsal tiene La Habana en La Habana, el cual, cosa curiosa, escribe para El País: "la filosofía es hacerse cargo de todos los trabajadores cesantes y pagarles su salario íntegro", aseguraba hace poco a propósito de la clausura parcial de la industria azucarera cubana, y así por el estilo. Qué vivan los peces de colores. Seguiremos informando.
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