Viernes, 18 octubre 2002 Año III. Edición 475 IMAGENES PORTADA
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La Habana: Carta de Derechos y Deberes

Un anteproyecto de la disidencia interna dirigido a 'vestir despacio' a la sociedad cubana.
por DIMAS CASTELLANOS  

Desde el pasado 20 de agosto y hasta el 10 de diciembre próximo, miles de cubanos, sin exclusiones ni discriminaciones de ninguna índole, participan activamente en la conformación de una Carta Ciudadana, anteproyecto que bajo el título de Carta de Derechos y Deberes Fundamentales de los Cubanos circula en todo el territorio nacional. Unas 150 Casas de Consulta y más de 400 activistas ambulatorios, previamente seminariados, facilitan el documento, brindan las orientaciones metodológicas y encuestan a los ciudadanos que enmiendan e incluyen nuevas propuestas en el anteproyecto.

La Carta, en la que participa un considerable número de asociaciones civiles independientes, es un nuevo eslabón de la cadena de estudios e iniciativas desarrolladas en la Isla por la Mesa de Reflexión de la Oposición Moderada, concertación que elaboró una Plataforma Común en 1999, desarrollo un Debate Integral sobre Derechos Humanos en 2001 y elaboró un esbozo de Teoría de la Transición, dirigido a esclarecer el escenario, la correlación de fuerzas y los factores empeñados en la transformación social de Cuba.

El anteproyecto —ajustado a las condiciones específicas de la Isla— consta de una presentación, un preámbulo, 47 artículos y un glosario de términos. Para su confección se tuvo en cuenta la Constitución vigente, la Declaración Universal de Derechos Humanos, varias cartas de derechos ciudadanos de diversas regiones del mundo y otros documentos emanados de la comunidad internacional sobre el tema.

El popular refrán "vísteme despacio que voy de prisa", parece ser la intención central de los promotores del anteproyecto, quienes de forma original impulsan una acción educativa encaminada a fomentar la cultura sobre el tema de los derechos y deberes mediante la participación directa en la elaboración del documento.

El principal objetivo de la iniciativa consiste en que el proyecto final sea asumido como guía de la conducta cívica de los individuos, sirva de plataforma para promover un debate nacional acerca del tema de los derechos humanos en la sociedad cubana y se inicie un proceso de legitimación de la misma, como fundamento de la futura institucionalidad que debe regir nuestros destinos nacionales.

Los valores de los derechos humanos requieren de una incorporación profunda y esencial, que los haga capaces de enfrentar las más difíciles coyunturas posibles, que les posibilite servir de soporte de las estructuras nacientes de la sociedad civil otorgándole carácter irreversible a las transformaciones que de manera lenta e inestable se inician en el seno de la nación.

El desconocimiento generalizado en la Cuba de hoy acerca de los derechos humanos, constituye un déficit cultural que tiene mucho que ver con múltiples esfuerzos frustrados. Sin la transformación de esa desfavorable situación todo intento de alcanzar fines a partir de fórmulas maximalistas, inmediatas o sustentadas en algún que otro acontecimiento coyuntural, sólo pueden conducir a nuevos fracasos. Sin ciudadanos preparados no habrá cambios para bien, como ha demostrado la historia del siglo recién concluido.

Según los promotores, la actual iniciativa será seguida por otras acciones hasta lograr que una considerable parte de los cubanos cuente con la formación mínima necesaria para participar en los procesos sociales a partir de sus conocimientos e intereses, prescindiendo de caudillos, "salvadores" y falsos Mesías.

La Carta Ciudadana viene a llenar un espacio no contemplado en los proyectos políticos existentes y les sirve de fundamento, al brindar a los ciudadanos elementos para aceptar o rechazar opciones a partir del conocimiento. Por tanto, ni los contradice ni compiten con ellos. Su propósito educativo es necesario a cualquier acción que requiera la participación ciudadana, lo mismo hoy que mañana, pues el tema de derechos y deberes es inherente al ser humano en cualquier etapa de su evolución.

La Carta Ciudadana, que estará concluida el próximo año, brinda una oportunidad única al Gobierno cubano para mejorar la situación de los derechos humanos, adecuarse a los tiempos modernos, facilitar la comunicación con la comunidad internacional y demostrar al mundo su voluntad de situar al ser humano como centro y fin del desarrollo social.

Aprovechar esa iniciativa civil para fomentar un debate nacional sobre tema tan vital constituye un derecho de todos, dentro y fuera de la Isla. También una responsabilidad de los que detentan el poder en Cuba.


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