| La Habana: Accidentes, altercados |
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| La violencia cobra fuerza a lo largo y ancho de la Isla, desvirtuada por el silencio de la prensa oficial. |
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| por TANIA QUINTERO |
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Un hombre mató con su vehículo a un joven de 18 años y se dio a la fuga. La presencia policial era inusual ese domingo por las zonas céntricas del municipio 10 de Octubre, donde tuvo lugar el accidente.
El mismo día, en el Cerro, una mujer y un hombre de la tercera edad casi se van a las manos en la cola del periódico. La escena se produjo en un estanquillo de la popular Esquina de Tejas.
Discusiones y rencillas se suceden a diario en las infinitas colas que los cubanos están obligados a hacer desde hace cuarenta años. Para comprar el pan, sacar los mandados en la bodega, tratar de conseguir un poco de plátano burro y boniato en las ferias agropecuarias programadas cada mes en los 15 municipios habaneros, hacerse un nuevo carné de identidad, sacar un certificado de defunción, ir al médico de guardia del policlínico, tramitar una visa en un consulado extranjero, esperar un ómnibus que puede demorar dos o tres horas...
Los altercados ocurren también en bares, cafeterías, restaurantes y centros nocturnos. Donde quiera que se vendan bebidas alcohólicas puede producirse una reyerta. Consecuencia del alto índice de consumo de ron y cerveza, los accidentes de tránsito aumentan de año en año. Los borrachos, como la violencia, han ido tomando la calle y se les ve tirados en aceras y portales, durmiendo su profunda borrachera, casi siempre con el estómago vacío.
La mayor parte de los actos violentos dentro o fuera del hogar tienen por protagonistas a cubanos de la raza negra, lo que no necesariamente significa que los blancos no se fajen o cometan crímenes.
Una joven de 26 años, empleada de un hospital capitalino, fue encerrada en una consulta y abofeteada por un médico con quien mantenía relaciones. Al igual que miles de cubanas que han sido violadas y maltratadas, optó por el silencio. Lo mismo hizo otra, fiscal de profesión y cuyo esposo, después de obligarla a hacer el acto sexual, le propinó golpes por todo cuerpo.
En el reparto Versalles, en el municipio La Lisa, varias personas de una misma familia la emprendieron brutalmente contra un hombre del mismo barrio, valiéndose de tubos, cabillas y botellas. Según los vecinos, se trató de un "ajuste de cuentas". La víctima tuvo que ser remitida al hospital y el responsable de la agresión, luego de permanecer retenido dos días en una unidad de policía, fue liberado sin cargos, pagando una multa de 300 pesos.
Muchísimos casos quedan para ser contados, pues no se denuncian por temor a represalias. Cuando se trata de una escuela, el hecho recibe otro tratamiento, aunque nunca la prensa oficial se hace eco de situaciones que atentan contra la reputación del país como potencia educacional.
Una madre que tiene un hijo becado en una escuela deportiva en Artemisa refirió que un profesor, que al parecer mantenía relaciones con cierta alumna, la golpeó tan salvajemente que le desprendió el bazo. La muchacha fue internada de urgencia y el pedagogo detenido. Inmediatamente, agregó la señora, se formó el corre corre político y se personaron en la escuela "altos pinchos del partido y el deporte". La investigación arrojó serias anomalías en un plantel donde supuestamente se forman intachables y aguerridos deportistas, que un día tendrán el honor y la responsabilidad de poner bien alto la enseña nacional.
Desde hace algún tiempo se rumora que las movilizaciones de estudiantes hacia labores agrícolas, conocidas como escuelas al campo, tienen los días contados. Niñas y niños de 12 a 15 años se ven obligados a pasar de dos a cuatro semanas internados, lejos de sus padres y familias, en sitios apartados y hostiles.
En Cuba no existen organizaciones no gubernamentales defensoras de las personas víctimas de la violencia. En caso de muerte, el agresor es condenado y por lo regular recibe penas bastante altas, pero no se le da seguimiento a familias y comunidades donde la violencia es asunto cotidiano.
El último incidente que impactó a la ciudadanía de la capital fue el robo de un recién nacido en el hospital materno-infantil 10 de Octubre. Afortunadamente, el bebé fue encontrado sano y salvo horas después de que fuera secuestrado por una mujer que se valió de un uniforme de enfermera para hacerse de la criatura.
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