Miércoles, 31 julio 2002 Año III. Edición 421 IMAGENES PORTADA
Desde...
Roma: ¿Qué va a pasar con Europa?

por ARIEL LEóN  
Europa
Europa de noche (IDA)

Después de una larga y lenta colonia, de intensas guerras de independencia y de una azarosa república, Cuba ha logrado al fin crear (a falta de nombre más discreto) "el hombre nuevo".

Los más hábiles sociólogos andan todavía interrogándose en qué consiste, cómo ha sido posible este ambicioso logro en pleno siglo veinte —siglo convulso y ambiguo— y por qué no ha sido viable en otros países que cuentan, incluso, con mayor riqueza. Al igual que ciertas experiencias que trascienden la posibilidad de ser explicadas, ésta se ha hecho realidad sin que se le pueda aún traducir en palabras. A cualquier otro pueblo de tan fácil comunicación como el cubano semejante imposibilidad le hubiera generado alguna ansiedad... por suerte, al hombre nuevo no le alcanzan estos conflictos. Es justo decir, sin embargo (o con él), que catedráticos más tercos en la materia han comenzado a indagar, a la busca de razones.

Para nadie es secreto que desde hace siglos Europa es un continente agotado con la conciencia de ser un continente agotado. Los estudiosos comenzaron por percatarse de que un hombre nuevo sólo podría crearse a partir de la negación misma de los esquemas europeos, cambiando drásticamente su entorno, evitando de esta forma la perversa influencia que sume a los países del viejo continente en un caos que se repite cada cierto tiempo. Hace poco, por ejemplo, se ha visto el peligro de la escalada de la extrema derecha en la progresista Francia, pero también una variedad imperdonable de partidos que hizo posible ese riesgo. Dichos accidentes, en cambio, no existen en Cuba. El esquema político isleño es totalmente diferente: una sola persona con una sola ley en una sola mano rige el destino del país evitando desacuerdos riesgosos. El pueblo es uno solo, compacto. Existe un solo partido —el Gobierno no debilita las fuerzas de sus ciudadanos dividiéndolos en varios partidos diferentes, esa ambigua estrategia puede funcionar todavía del otro lado del Atlántico, pero no en Cuba—. Es preciso señalar, asimismo, que desde hace cuarenta años la prensa nacional ostenta una pureza temática que fomenta una opinión única, unida, unívoca, uniforme, universal, ahorrando contrastes insolubles propios del individuo nacido en Europa.

Por otra parte, la explotación del hombre por el hombre, que se prolonga en aquellos países, fue eliminada hace años en la Isla. El Gobierno controla exhaustivamente el comercio regulando los precios, la calidad, la venta, la compra, al vendedor, al comprador, la ganancia (esta última finalmente va a manos del mismo Gobierno, pero el Gobierno se vigila a sí mismo —así mismo—, porque de lo contrario existiría el peligro de que una parte de la población, desorientada, asumiera involuntariamente esquemas foráneos y se creara la explotación del hombre nuevo por el hombre nuevo); esta extrema vigilancia impide que los hombres del pueblo tengan la menor posibilidad de explotarse entre ellos. Tampoco puede olvidarse que los riesgos del consumo fueron eliminados ejemplarmente desde 1959. El hombre nuevo puede mantenerse con un pan al día, o unos huevos al mes, abstenerse de la carne o la leche durante años; esta asombrosa frugalidad se pretendería una influencia oriental si no fuera por la distancia cultural y geográfica que separa al cubano del Oriente. El hombre nuevo permanece alegre, entusiasta, conversador: se mantiene vivo.

Todavía en la arcaica Europa se escuchan a diario discursos de toda índole, que protestan o defienden otros discursos, pero en Cuba (es verdad que fue tarea de largos años) se ha aprendido a desgajar del lenguaje toda pretensión, el lastre de toda aspiración a cambiar las cosas con él, ya que el hombre nuevo es definitivo y sólo podría transformarse para involucionar. El lenguaje en la Isla, como muchas otras cosas, es pura música.

Algunos aventureros han creído posible trasladar esta experiencia al viejo mundo, pero existen graves inconvenientes que entorpecen la empresa por ahora (leyes diversas que se multiplican, elecciones que cambian cada cuatro años el panorama social anulando la posibilidad de un solo proyecto y, por si fuera poco, una barahúnda de derechos de difícil control). En fin: en la Isla no se sabe qué va a pasar con Europa; desgraciadamente no se vislumbran cambios en un futuro próximo allí... aunque es verdad que, habitualmente, nada se ve próximo desde Cuba.


Imprimir Imprimir Enviar Enviar

En esta sección

Miami: El 26 de Evita
ALEJANDRO ARMENGOL
Güines: La vida sigue igual
DORKAS CéSPEDES
Madrid: La fruta prohibida
YANET PéREZ MORENO
La Habana: El milagro de las cuotas y los peces
JORGE OLIVERA CASTILLO
Nashville: Conversaciones con mi tía Tita
WILLIAM LUIS
La Habana: Julio y su mujer
LUIS CINO
NOTICIERO
SOCIEDAD
ECONOMÍA
CULTURA
INTERNACIONAL
DEPORTE
MÚSICA
OPINIÓN
DESDE...
ENLACES
Chat
ENTREVISTA
Cartas
BUSCADOR
Galeria
Mini
EDICIONES
» Actual
« Anterior
» Siguiente
Seleccionar
D:  
M:  
A:  
   
Moscas
 
 
PORTADA ACTUAL NOSOTROS CONTACTO DERECHOS SUBIR
 
© 1996-2003 Asoc. Encuentro de la Cultura Cubana.