Béisbol: Lo peor de la Superliga |
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Enmascarados en la Isla y paracortos en la Gran Carpa. De lo ridículo a lo sublime. |
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por ALBERTO ÁGUILA, Miami |
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Lo peor de la recién estrenada Superliga de Béisbol, anunciada con bombo y platillo por sus organizadores, ha sido la forma en que fueron situados algunos jugadores claves, especialmente los receptores. El pitcheo de Centrales fundamentalmente es el de Sancti Spíritus, y su catcher regular fue enviado a Occidentales. Los cuatro principales lanzadores de Pinar del Río encabezan el staff de Occidentales, pero su enmascarado principal es el espirituano antes señalado, y en Habaneros recibe los bultos postales el receptor de Ciego de Ávila. Como es conocido, los tiradores de los tres conjuntos estaban compenetrados con quienes les han recibido los lanzamientos por años, y de pronto los especialistas de la Comisión Nacional de Béisbol se los cambiaron. Así como así. Con antelación, en 1970, se jugó la Serie de los Diez Millones, que fue un éxito y contó con la asistencia de seis conjuntos en representación de las antiguas provincias. Después, en 1975, vino la Serie Selectiva, pero al cabo de 10 años se preñó de regionalismo a nivel directivo, y feneció en 1995. El último intento fallido de realizar torneos con cuatro equipos fue en 1997, con el macarrónico nombre de "Copa Revolución", que duró sólo dos años. Este año, en la recién concluida Serie Nacional, destacaron varios prospectos, entre ellos, al bate, Kendry Morales, y la confirmación al pitcheo de Maels Rodríguez. Sus nombres se mencionan ya en el ámbito beisbolero de los cazatalentos profesionales, pero siempre van acompañados de varias interrogantes... Una de las preguntas que se realizan los fanáticos está relacionada con el tiempo que demora un pelotero en poder mostrar sus facultades y establecerse como tal en las Grandes Ligas, pero hasta ahora nadie ha tenido una respuesta convincente al respecto. Entre las posiciones más difíciles de jugar aparece la de short stop o "siol", como le dicen en la Isla. Un jugador podrá ser un buen bateador, pero si no es capaz de reunir varios factores a la vez para sobresalir, o sencillamente para estar en esa posición, tendrá que cederle el guante a otro. Un torpedero ocupa la posición defensiva más importante del cuadro, tiene que poseer buenas manos para fildear de frente, hacia delante y hacia los lados; debe saber tirar desde cualquier ángulo en el que agarre la pelota, tener buen brazo y ser capaz de realizar jugadas de doble matanza iniciándolas él o sirviendo de pivot al segunda base. Además, tiene que salir a fildear batazos a distancias considerables, hacia atrás, de espalda o en zona foul, a los que no pueden llegar el tercera base o el jardinero izquierdo, y a la vez desplegar una gran velocidad para acometer cualquier roletazo por todo un extenso territorio. En la actualidad, muchos se guían por la cantidad de errores cometidos para enjuiciar a los paracortos, sin detenerse a valorar si la pifia fue en una jugada normal o en un desplazamiento de esos volatineros, que la mayoría de ellos efectúa cotidianamente. En la temporada actual existen muy buenos defensores de la posición, y uno de los que más impresionan es Jimmy Rollins, del Filadelfia; tanto ha gustado que en su segundo año fue seleccionado para abrir de regular en el Juego de las Estrellas. En 90 juegos ha cometido 9 errores y quizás ése sea el motivo por el cual millones de personas le eligieron. Barry Larkin, del Cincinnati, tiene 7 pifias en 83 partidos, y ya lleva l6 temporadas en las Mayores. El cubano Reynaldo Ordóñez, que juega para los Mets, está en su séptima contienda y después de ganar el Guante de Oro en 1997 y 1998 al parecer ha retrocedido, pues suma 14 errores en 86 partidos, muchos más que los que tuvo en aquellas dos memorables campañas, en las que hizo 6 en una y 4 en la otra. La distinción de mejor torpedero de la Liga Nacional en 2001 recayó en el colombiano Orlando Cabrera, quien juega para el Montreal y cometió 11 pifias en los 162 juegos de su novena, pero ahora, en su quinta temporada en la Gran Carpa, ya tiene 14 en los 94 partidos de su selección. El tiempo en Grandes Ligas es relativo, no determina la calidad de un jugador o por lo menos eso demuestran las estadísticas...
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