| El Superpelotero se traga sus palabras |
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| Con la incorporación de Omar Linares al béisbol rentado, el régimen de La Habana queda una vez más en evidencia. |
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| por ALBERTO ÁGUILA, Miami |
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El pelotero cubano Omar Linares, quien rechazó un bono por 10 millones de dólares ofrecido por un equipo canadiense, vestirá el uniforme de los Dragones de Chunichi, del béisbol rentado japonés, por 4000 dólares mensuales, cifra declarada por Tetsuo Ishiguro, portavoz del seleccionado perteneciente a la Liga Central nipona. Linares, catalogado por los especialistas como el más grande jugador amateur cubano en las últimas 4 décadas, deja atrás un rico aval de récord en certámenes nacionales e internacionales de su categoría. A partir del momento en que "El Niño", apodado así, rechazara jugar con el Toronto, de las Grandes Ligas norteamericanas, la prensa oficial se hizo eco en numerosas oportunidades de la negativa, y puso en boca del callado y mesurado pelotero frases como aquella de que "me importa más la compañía de diez millones de cubanos que todo el dinero del béisbol profesional", y otras por el estilo, que también las autoridades sacaron con antelación a otros deportistas —como el boxeador Teófilo Stevenson y el corredor Alberto Juantorena—. La firma del pinareño y de otros 4 jugadores, tramitada por las federaciones cubanas y japonesas, dada a conocer por el libelo Granma con frases patéticas y rimbombantes como "la excepcionalidad de esta autorización" y "esta decisión toma en cuenta la voluntad expresada por dichos peloteros al término de la Olimpíada de Sidney", echa por tierra todas las palabras del gobernante Fidel Castro, que durante 40 años no tuvo reparos en intentar desacreditar el béisbol profesional en infinidad de discursos. Fue exactamente el 6 de enero de 1962, cuando el Superpelotero en Jefe, al inaugurar la I Serie Nacional, expresó: "Este torneo representa el triunfo de la pelota libre sobre la pelota esclava", y poco tiempo después, el 3 de febrero de 1964, al ponerse en marcha la III Serie, señaló: "Tenemos derrotados a los norteamericanos. Derrotados en todo. No pueden competir con nosotros. Los hemos derrotados también en el bloqueo al país. Además, esto es un tipo de pelota sana de verdad, amateur. Esto sí es un deporte, lo otro es un mercado, donde se vende a los peloteros". Después que Castro eliminara el béisbol profesional, en 1961, infinidad de jugadores cubanos rehusaron regresar a la Isla, como fueron Camilo Pascual, Tany Pérez, Orestes Miñoso, Luis Tiant, Miguel Cuellar y Tony Oliva, los cuales triunfaron plenamente en la pelota rentada de varios países y hoy son orgullo de toda la América Latina. Con los años, otros jugadores también desobedecieron al Superpelotero —Bárbaro Garbey, René Arocha y un grupo superior a los 50, que escaparon y hoy son "esclavos" como Dennys Báez, quien recibió hace poco un bono por 14 millones de dólares, y Rolando Arrojo, que obtuvo 7 millones, muy contrastante con la raquítica cifra que recibirá ahora Omar Linares—. Por otra parte, se anunció que incursionarán en el béisbol asiático amateur Antonio Pacheco, Orestes Kindelán, Luis Ulacia y Germán Mesa. A mediados de la década anterior, varios peloteros cubanos jugaron béisbol "amateur" en Japón —José Raúl Delgado, Lourdes Gurriel, Víctor Mesa, Jorge Luis Valdés, etc.—, y aunque los jerarcas del INDER han negado que recibieran beneficios económicos —algo que de hecho les convertía en profesionales—, lo cierto es que cogían unos 300 dólares mensuales, sólo un 20 por ciento de sus contratos, y el resto iba para las arcas del Gobierno, que les explotaba como verdaderos siervos de la era moderna...
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