Viernes, 28 junio 2002 Año III. Edición 398 IMAGENES PORTADA
Rapidísimas
Luis Castillo hace recordar la cifra de Dimaggio

Aunque distante de la del Yankee Clipper, la actuación del primer bate y segunda base de los Marlins es recogida a diario.
por ALBERTO ÁGUILA, Miami Parte 1 / 2
Castillo
Dominicano Luis Castillo. 35 juegos
consecutivos bateando de hit

Cada cierto tiempo el nombre de Joe Dimaggio sale a la palestra beisbolera, no sólo por su grandeza como jugador excepcional, sino porque entre sus notables éxitos aparece un récord imbatible que dura ya más de 60 años, en que logró la extraordinaria cifra de 56 juegos seguidos bateando de hit y cada vez que alguien logra un racimo de encuentros conectando incogibles, el nombre del también miembro del Hall de la Fama, brilla en todo su esplendor. Ahora fue Luis Castillo, primer bate y segunda base regular de los Marlins, quien ha hecho recordar la cifra del Yankee Clipper, ya que el dominicano llegó a una cadeneta de 35 y, aunque distante todavía, a diario se recogió su actuación y de paso se nombraron a cada uno de los que dejó atrás, casi todos prestigiosos hombres del mundillo peloteril que en su momento eslabonaron un rosario de imparables de manera continuada. Dimaggio, brillante además en la defensa del jardín central, siempre con los Yankees de New York, alcanzó su impresionante marca entre el 15 de mayo y el 16 de julio de 1941. Pero era tan genial, que después de fallar en el juego 57, volvió a ligar inatrapables en otros 16 desafíos consecutivos, de manera que en total pegó sus indiscutibles en 72 de 73 juegos. Entre los que se acercaron aparece el destacadísimo Pete Rose, quien con el Cinccinati descargó sus conexiones en 44 encuentros durante la justa de 1978 e igualó a Willie Keeler, con la única diferencia que el ramillete de éste lo alcanzó en 1897. Bill Dahlen de los Cubs de Chicago llegó a 42 en 1894 y detrás George Sisler con 41 en 1922. Luis Castillo, quien tiene 26 años de edad y 6 en Grandes Ligas, tuvo una buena racha de juegos seguidos dando hits en 1999 al llegar hasta 22 y se acercó más al ligar 18 en 2000, temporadas en que robó 50 y 62 bases. En la última ganó la distinción de mejor estafador, con números ofensivos por encima de los 300. Es un jugador que se caracteriza por desarrollar gran velocidad entre las almohadillas y es buen defensor del segundo cojín. Bateador ambidextro, sabe ponchar la esférica detrás del corredor, dar machucones entre los atletas del cuadro y es tocador de bolas, lo que le proporciona una determinada versatilidad con el madero en ristre. En el desafío número 36, su bonita trayectoria fue cercenada por dos lanzadores que hasta ahora han mostrado actuaciones intrascendentes con los Tigres de Detroit. Me refiero a Mark Redman, un pitcher sin mucha velocidad pero con un mundo de lanzamientos estrambóticos, que le sacó de paso en tres ocasiones, y por el relevista José Paniagua, quien le dominó en su cuarto turno al bate. Más que ambos monticulistas, el excelente manojo lo terminaron los nervios del camarero de Quisqueya, quien se observaba muy ansioso en las últimas presentaciones por la presión del hecho en que estaba envuelto y las exigencias propias de los medios informativos que lo seguían constantemente. En la historia de la pelota cubana aparecen hombres que en determinados momentos lograron hilvanar una buena cantidad de imparables de manera consecutiva. El de mejores resultados en la pelota profesional fue Alejandro Oms, un gran jardinero central y bateador de piernas muy ligeras, que consiguió 30 partidos dando hits, desde el 31 de octubre hasta el 24 de diciembre de 1928, cuando jugaba para el equipo Habana. Su cadena fue detenida por el lanzador norteamericano Sam Streeter, del Cienfuegos, a quien no le pudo conectar un sencillo en cinco turnos al plato. En esa campaña finalizó con promedio de 432, el más alto por aquellos tiempos y fue el jugador más valioso de la contienda. El villaclareño fue uno de los tantos sobresalientes jugadores negros y muchos catedráticos consideran que de haberse logrado la integración racial en aquella época habría brillado en la Gran Carpa. Otro cubano destacado en este aspecto fue Roberto Ortiz, un jonronero y cuarto bate del club Almendares, acaso el más popular pelotero cubano de todos los tiempos; se caracterizaba por sus grandes batazos, y logró una magnífica hilada de juegos seguidos en la Liga Mexicana. El "gigante del Central Senado" o simplemente "El guajiro", que así también se le conocía, consiguió 35 juegos seguidos en 1948; su perfomance en predios aztecas se mantuvo vigente por más de 50 años, hasta hace poco, en que el dominicano Luis de los Santos, le pasó por encima de sus 35 juegos. El cubano es el único que ha ganado cuatro coronas de jonrones sucesivamente. En la pelota cubana de hoy, el resultado número uno corresponde al santiaguero Rey Isaac, quien en la temporada de 1995 pegó hits en 37 partidos, pero fue con bate de aluminio. Con el implemento de madera la actuación superior corresponde al camagüeyano Felipe Sarduy, con 29 en la serie de 1969 con Granjeros, y con el de aluminio, Lázaro Vargas de Industriales con 31.

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