| El derecho y el Superpelotero en Jefe |
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| El lanzador Maels Rodríguez: un brazo demasiado recurrido en la presente Serie Nacional. |
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| por ALBERTO ÁGUILA, Miami |
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La lluvia que por espacio de varios días afectara a Sancti Spíritus influyó en el receso de las actividades beisboleras y, de paso, brindó un crucial "respiro" al lanzador Maels Rodríguez, quien ha sido utilizado exageradamente, al extremo que sus simpatizantes consideran que su poderoso brazo derecho se deteriorará tan rápidamente o más que el de algunos de sus predecesores. Durante la Serie Nacional, el muchacho fue líder en ponchados con 219 y en entradas lanzadas con 167.1, pero al obtener el primer lugar en ambos departamentos realizó más lanzamientos que los demás monticulistas que actuaron en la parte clasificatoria. Hay quien dice: "Randy Johnson, el espectacular zurdo de Grandes Ligas, también poncha más que nadie y es el que más lanzamientos utiliza", pero es que el espirituano, además, se adueñó del departamento de bases por bolas otorgadas, por lo que su cantidad de envíos fue muy superior a la empleada por los restantes pitchers. En el béisbol, generalmente, los serpentineros que eliminan con frecuencia a los bateadores por la cuenta de los strikes necesitan de una mayor cantidad de lanzamientos. Y en los últimos tiempos probablemente ninguno se haya visto sometido a las presiones que ha tenido que soportar el callado y respetuoso Maels, desechado como lanzador por sus primeros entrenadores de la provincia de Villa Clara. Rodríguez, con un "cañón" en su extremidad superior derecha y velocidad promedio de 95 millas —capaz, incluso, de llegar a 101—, salió a la palestra en 1999, durante su segunda incursión en los torneos nacionales, al propinar cuatro juegos de un solitario hit. Un año después se catapultó a la fama del amateurismo al lanzar un juego perfecto, único en la historia de la pelota nacional, y continuar con su exitosa carrera en 2001 al establecer un nuevo récord de ponchados, iniciando así lo que pudiera ser una brillante trayectoria. Sin embargo, en los últimos 12 meses tuvo que "aceptar" la asesoría de tres mentores con sus consiguientes entrenadores de pitcheo —como integrante de los equipos Cuba, Sancti Spíritus y la selección Occidentales—, cada uno de ellos con intereses y conocimientos divergentes, quienes lo han utilizado a "su gusto" para fines diferentes. El talentoso pelotero, que cumplirá 22 años en octubre próximo, ha estado sujeto al designio del Superpelotero en Jefe, quien tiene mando absoluto de sus actuaciones, de manera similar a como se impone sobre la Constitución del país, la cuota alimentaria, Elián González o su mascota adquirida en España. Lo más reciente y escandaloso ocurrió en el innecesario tope Cuba-México, desarrollado en Monterrey. Estos enfrentamientos, situados "a la cañona" en medio del play-off nacional, trajeron el disgusto de toda la afición beisbolera; para muchos, en el ambiente flotaba una determinada sed de venganza —que sólo podría concebir la mente de Castro—: la de intentar vencer a toda costa a los mexicanos como respuesta "político-deportiva" a las acciones del binomio Fox-Castañeda. Jorge Fuentes, mentor de la selección nacional, fue a la búsqueda de dos rápidas victorias, similares a las alcanzadas en la Isla semanas antes, y pensaba situar como abridor del primer juego a José Ibar, un experimentado tirador muchas veces imbateable, que no tenía compromiso alguno en la actual final porque su novena fue eliminada. Fue tan así, que el oficialista periódico Granma, en su edición del 25 de mayo, le señaló como candidato de fuerza para tirar los bultos postales, pero desde La Habana indicaron que fuera Maels. El espirituano "metió en un puño" a sus rivales durante cinco entradas y Fuentes, para no ser víctima de improperios por parte de los fanáticos y el alto mando del equipo espirituano, que estaba en la lucha de los play-offs, le retiró del box; grande fue su sorpresa cuando el jefe de la delegación le dijo al oído: "Dicen desde La Habana que Maels tiene que seguir en la lomita". Medio aturdido, el manager susurró al oído del lanzador: "Lo siento, me dijeron telefónicamente desde Cuba que tienes que volver a lanzar". El tirador, que ya se había quitado hasta los spikes, fue disciplinadamente para el box, pero su capacidad volitiva —que había variado completamente— le traicionó, y en un santiamén le hicieron 3 carreras por un hit, un boleto y un jonrón, que cambiaron la pizarra 5 a 4 a favor de los anfitriones, con la consiguiente derrota cubana, que precedió a la del siguiente día. Uno de los "regalos" de Castro a Jimmy Carter en su reciente visita a La Habana fue situar a Rodríguez en el box del equipo que no le pertenecía en un juego extra-calendario, para que visualizara sus rápidos lanzamientos. En el Juego de las Estrellas, desarrollado a la mitad del torneo, utilizaron al tirador casi todo el tiempo, aunque los demás escogidos estaban listos para actuar. Encima, Maels es utilizado en su equipo provincial para abrir y cerrar juegos, como si realmente fuera el único tirador de la novena espirituana, y mucho más ahora, en plena final. A principios de 2000 y por petición directa del Superpelotero, tuvo que leer un discurso preparado por dirigentes del partido en un acto efectuado mucho después de las cinco de la tarde en la tierra del Yayabo; tres horas más tarde abría un juego en el estadio de la capital; lógicamente, su actuación fue deficiente. Los amantes de la pelota nacional conocen lo ocurrido a otros serpentineros que llegaron a la pelota cargados de ilusiones y velocidad suficiente como para triunfar por años, pero sus carreras fueron tronchadas. Por similar sendero ya transitaron Jorge Luis Rivero, Navajas González, Sergio Ferrer, Reynaldo Santana, Félix Núñez, Alberto Cabrejas, José Luis Alemán, Osvaldo Duvergel, George Díaz y toda una relación interminable de pitchers utilizados sin compasión, a diestra y siniestra, por descuartizadores de brazos sedientos de victorias pero desconocedores de los elementos mínimos del cuidado de los lanzadores. Ojalá no le ocurra lo mismo al héroe de hoy...
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