Martes, 23 abril 2002 Año III. Edición 350 IMAGENES PORTADA
Rapidísimas
A la espera de un sueño

Lázaro Borrell no ha podido adaptarse a la liga más poderosa del baloncesto mundial.
por ALBERTO ÁGUILA, Miami  
Baloncesto
Baloncesto nacional. 'Huérfano'
tras la partida de Borrel

El mejor basquebolista cubano de todos los tiempos, Lazarito Borrell, estudia varias ofertas para jugar en Europa para la próxima temporada y, a la vez, espera ofrecimientos de equipos de América Latina, según nos dijo en su residencia situada en Miami Lakes, en el noroeste de Miami. Borrell, quien asombró a los cubanos al conocerse su deserción —silenciada al máximo por la prensa castrista, pero divulgada en Miami—, jugó brevemente con los Supersonics de Seattle, equipo de la poderosa NBA, pero por dos razones muy puntuales no pudo adaptarse: "Tuve dificultades con el físico y también con el idioma inglés, dos barreras que por ahora no he podido salvar y que son muy necesarias para encaminarse en el muy establecido baloncesto norteamericano", explicó con detenimiento. Con 6 pies y 9 pulgadas de estatura y unas 190 libras de peso, tuvo éxitos en la escuadra nacional cubana y en innumerables partidos y campeonatos internacionales durante 11 años, en una sucesiva cadena de triunfos que comenzó en las filas escolares, con una calidad y un brillo extraordinarios en el campo amateur. Ya en el rentado afrontó serias dificultades: sus oponentes dentro del tabloncillo le llevan unas 40 y hasta 60 libras de peso, escollo muy difícil de superar por los frecuentes encontronazos que genera este deporte. No obstante, sus mayores complicaciones estuvieron en el obstáculo infranqueable que ha sido el no saber hablar inglés: "El baloncesto es un juego de gran velocidad en que frecuentemente tus compañeros te hablan con frases entrecortadas e interjecciones que surgen sobre la marcha, pero, además, tienes que descifrar las que se escuchan desde la banca o las emitidas por tu director técnico, y si no sabes un inglés fluido, mezclado con frases características de esta disciplina, entonces estás desubicado completamente, eres out a media calle", dice Lazarito utilizando una popular expresión beisbolera. Natural de Villa Clara, en el centro del país, comenzó su carrera desde muy pequeño, estimulado por los triunfos de su hermana Leonor, de brillante ejecutoria debajo de los tableros y acaso la más sobresaliente dama de los tabloncillos cubanos de todas las épocas: "Mi hermana está en Cuba, prácticamente desvinculada del baloncesto, la gran pasión de su vida, ya que tiene una niña pequeña a la que dedica todo su tiempo y no dudo que en un futuro pueda trabajar como entrenadora, a menos que la marginen por mi salida del país, como ya es costumbre", acota a continuación. Con 30 años de edad y el ímpetu propio de quien no ha podido triunfar en el profesionalismo, el delantero villareño no vino en el momento indicado, ya que desde finales de la década de los 80 muchos de sus amigos le habían aconsejado que diera el salto definitivo, y habría tenido el tiempo necesario para crear una mayor masa muscular y aprender el idioma. Un tema que no podía faltar es el relacionado con la pobre calidad del baloncesto cubano actual, provocada no sólo por su "fuga", sino por la de un grupo de jóvenes encabezados por Andrés Guibert y Richard Matienzo, primero, y detrás los hermanos Roberto Carlos y Ruperto Herrera, y El Helicóptero Vázquez, quienes componían el núcleo central del quinteto nacional, que quedó a la deriva sin que por el momento se avizore un relevo calificado: "El baloncesto no puede ser estatal, tiene que ser utilizado de manera individual para poder jugar a menudo, donde te contraten, y no como tiene establecido el INDER, que pretende convenios colectivos con instituciones de otros países. A lo mejor éstos no necesitan, digamos, a cinco jugadores, a lo mejor quieren a uno o dos, pero no a un grupo". "La falta de topes con el baloncesto de otros países y de campeonatos con un largo calendario dentro y fuera del país limita grandemente las posibilidades de desarrollo para cada jugador, a lo que se une la falta del estímulo monetario correspondiente. Nadie en el mundo juega por diplomas ni por bicicletas, ya que el dinero es fundamental, sobre todo para los cubanos, que pasamos tantas penurias" explicó a continuación. Eliminado de la lista de los mejores deportistas criollos de todos los tiempos, elaborada con la "guadaña" oficial, Lázaro Borrell permanece en el recuerdo y en el corazón de todos los cubanos...


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