Lunes, 08 abril 2002 Año III. Edición 339 IMAGENES PORTADA
Rapidísimas
Cubanos a la grama de la Gran Carpa

¡Hasta en España! El béisbol nacional se expande allende los mares.
por ALBERTO ÁGUILA, Miami Parte 1 / 2
Gutiérrez
Segunda base Gutiérrez. Indios de
Cleveland

El bloqueo de 40 años a las Grandes Ligas de Béisbol, implementado por el gobernante Fidel Castro, no pudo impedir que varios peloteros cubanos —todos nacidos entre 1966 y 1980— salieran ayer al terreno como miembros de diferentes equipos de las Ligas Nacional y Americana, al ponerse en marcha la contienda que durará hasta principios de octubre. Fue en 1960 que Castro dictó la insólita medida de prohibir que los peloteros que viajaran a Estados Unidos regresaran a la Isla: más de 150 osados jóvenes no le hicieron caso alguno, provocando su ira y de paso la disposición que abolía el profesionalismo en Cuba. Desde entonces, año tras año, varios jugadores nacidos en el país o descendientes de cubanos se han mantenido dentro del Big Show, pese a la virulenta campaña difamatoria orquestada por el "Superpelotero en Jefe" y sus canchachanes de la pluma y el micrófono, quienes no han podido evitar que desde 1991 jugadores de "sus" Series Nacionales dieran el histórico salto. Ello abrió los ojos y los bolsillos a muchos ídolos de la afición cubana, en tanto otros esperan su oportunidad para engrosar las filas de la pelota norteamericana, lo cual les proporcionará libertad, prestigio y dinero (éste último, artículo de primera necesidad en la isla cautiva). En el viejo circuito ya estrenaron sus flamantes trajes los lanzadores Livan Hernández, con el San Francisco, y Vladimir Núñez y Maiquel Tejera, del Florida Marlins, en tanto Reynaldo Ordóñez comparece por cuarto año como torpedero de lujo con los Mets de New York. Un balsero, de aquellos que salieron hacia la libertad en 1994, ya está en la Gran Carpa, y me refiero al disciplinado Alex Sánchez, veloz jardinero que pertenece a los cerveceros de Milwaukee. Duke Hernández, uno de los héroes actuales de los fanáticos cubanos, y probablemente el más popular, es miembro del lujoso staff de los poderosos Yankees, novena donde también se ganó un puesto Adrián Hernández. Danys Báez mostrará sus habilidades como iniciador de juegos con los Indios de Clevaland, y Rolando Arrojo, "el estandarte villareño", abrirá o relevará con los Medias Rojas de Boston. Por si fuera poco, jugadores cubano-americanos y cubano-portorriqueños continuarán brindando lo mejor de sus actuaciones. Luis González volverá a batear, como el coloso de la estaca que es, con el Arizona. Fernando Viñas, uno de los mejores segunda base de la actualidad, repetirá con los Cardenales. Alex Ochoa, convertido en un bateador estable, de 300, estará con con los Rockies de Colorado. Alex González ya es el torpedero regular de los Cubs de Chicago, después de varios años con el Toronto, y Mike Lowell defiende la tercera almohada en los Florida Marlins. Rafael Palmeiro, grandes entre los grandes bateadores cubanos de todos los tiempos, cuidará la inicial y será el cuarto bateador de la portentosa alineación del Texas, y Jorge Posada estará como máscara regular de los mulos de Manhattan. David Seguí es el inicialista y tercero en la tanda del Baltimore, y Jorge Fábregas actúa como receptor de los Angelinos de Anaheim. Rickie Gutiérrez defiende la intermedia con los Indios de Cleveland. Orlando Palmeiro, hermano de Rafael, es jardinero de los Angelinos de Anaheim... Jesús Oviedo, uno de los peloteros más populares y carismáticos de las primeras Series Nacionales, languidece hoy en su natal Zaza del Medio, localidad de la provincia de Sancti Spiritus, víctima de cirrosis hepática. Sin tener un aval de excelencia y sin grandes números acumulados durante 11 contiendas, fue Nini Oviedo, uno de los principales atletas y uno de los líderes de aquel extraordinario equipo Azucareros que ganó los torneos de 1969, 1971 y 1972, y que se caracterizaba por dar batalla del primero al último ininng. Entre grandes como José Antonio Huelga, Rolando Macías, Lazaro Pérez y Aquino Abreu, sobresalía este catcher y primera base por sus dosis de combatividad, las que siempre supo administrar a sus compañeros, especialmente cuando su equipo estaba debajo en el marcador. En 1974 colgó los spikes y 4 años después estuvo como asistente de primera base con la novena espirituana, que ganó inesperadamente el gran campeonato de 1978. Con ella se mantuvo hasta 1980, y su experiencia y dinamismo contribuyeron a convertir verdaderas derrotas en grandes triunfos. Oviedo, tan alto como José Canseco y de fuerte complexión física, fue eliminado de la pelota, su gran pasión, y marginado en todos los órdenes de la vida social: se refugió en el alcohol, el mismo líquido que a chorros y durante años le regalaron los dirigentes politicos de la región mientras mantuvo su condición de pelotero reconocido. El vicio por la bebida le llevó al juego de cartas, prohibido por las autoridades, y de allí a la tenebrosa prisión de Nieves Morejón, olvidado totalmente por el INDER y sus antiguos protectores del Partido Comunista, que a todos los niveles compartieron mesa, ron y triunfos con el deportista.

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