Miércoles, 27 febrero 2002 Año III. Edición 311 IMAGENES PORTADA
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Ordóñez: ¿Un rey que no lo es tanto?

'Si voy 600 veces al bate y no doy 40 jonrones, entonces me retiro', afirma Canseco.
por ALBERTO ÁGUILA Parte 1 / 2
Rey Ordóñez
Rey Ordóñez. 286 de average en los últimos 63 juegos
de 2002. Un 'swing' diferente

Si alguien le dice a usted que Rey Ordóñez, ganador de 3 guantes de oro en 6 años, no está considerado uno de los mejores short stop de Grandes Ligas, seguramente pensará que su interlocutor no sabe de béisbol o ha perdido la razón, pero si se lo demuestran con estadísticas su opinión puede variar, de la misma manera que cambió la mía. Jason Langendorf, uno de los editores de la revista Sporting News, elaboró un trabajo acerca de los torpederos regulares que actuarán en los 30 equipos del Big Show para la venidera contienda, valorando con elementos puntuales a cada uno de los jugadores de esa posición. Como se conoce, a los managers siempre le han gustado los short stop que fildeen "todo" lo que vaya cerca de su guante, o que hagan doble plays, pero han preferido a los que puedan batear "algo", porque los partidos de pelota se ganan con carreras y éstas se obtienen por el esfuerzo de los hombres que logran una buena, o al menos regular, ofensiva. Partiendo de esa base, podrán variar los criterios al respecto. Langerdorf considera que si un torpedero llega desde las Menores hasta el béisbol de la Gran Carpa, es porque tiene buenas manos —después de pasar un proceso de varios años de observación por los scouts—, de los contrario no estaría allí y, a tenor de ello, realiza un análisis donde valora varios puntos fundamentales. Este periodista estima que un jugador del campo corto debe batear 290 de average —más o menos—, conectar unos 15 cuadrangulares con 60 impulsadas y 75 anotadas, realizar 20 robos de bases y jugar 145 de los 162 desafíos de su equipo. De acuerdo con esta teoría, Reynaldo Ordóñez sólo cumple uno de los índices, que es el relacionado con la cantidad de juegos en que ocupa su posición. El cubano que ganó la distinción del guante de oro en las temporadas 97, 98 y 99, lejos de mejorar su ofensiva, ha mantenido su pobre rendimiento al bate. En un momento de su carrera se pensó que podría mejorar, ya que de 33 impulsadas en el 97 llegó a 42 en el 98, y se elevó hasta 60 al año siguiente, pero en las dos últimas ediciones bajó en todos los parámetros ofensivos. Al compilar los datos de sus 6 temporadas en las Mayores, su promedio de bateo es de 244, produce un solo cuadrangular por campaña, anota 42 carreras, empuja 41 y ni siquiera es buen robador, ya que en todo ese tiempo solamente ha estafado ¡26 bases!, cifra que muchos alcanzan en una campaña. Entre los demás torpederos, el dominicano Alex Rodríguez es el más completo; sus números así lo atestiguan: batea para 307, dispara 45 jonrones e impulsa 126 carreras, y el año pasado perpetró 18 robos. A gran altura se comportan los números de Derek Jeter, Nomar García Parra y Miguel Tejeda. A continuación aparecen Cristian Guzmán, Tony Womack, Rich Aurilia, Barry Larkin, Juan Uribe, Edgar Rentería, Orlando Cabrera —ganador del guante de oro en el 2001— y Dangelo Jiménez. También exhiben buenos guarismos Mark Mac Lemore, Rafael Furcal, Pokey Reese, Jose Valentín, David Eckestein, Plácido Polanco y muchos más, hasta completar una buena cifra. Entre los que tienen las mismas dificultades que el cubano están Alex Cora, Neyfy Pérez y Omar Infante, y aunque Langendorf sitúa a Omar Vizquel entre éstos últimos, lo cierto es que el venezolano durante mucho tiempo ha sido el segundo bate en la alineación del Cleveland, que es una de las más respetables de las Grandes Ligas. En cuanto al colombiano Orlando Cabrera, que logró la distinción de mejor torpedero defensivo del año, su ofensiva muestra lo siguiente: intervino en 162 encuentros, conectó 14 cuadrangulares, empujó 96, estafó en 19 ocasiones y llegó hasta 276 de promedio. Las apreciaciones del redactor del Sporting News merecen respeto, aunque lo cierto es que el joven de La Habana luce sensacional con sus fildeos acrobáticos, su velocidad y alcance en las jugadas, sus lances a la primera y su inteligencia natural, que le permite tirar desde cualquiera de los lugares en que le llegue a la pelota, y con la velocidad del rayo. Ordóñez es uno de los talentosos short stops cubanos que han desfilado por las Grandes Ligas, entre los que sobresale Dagoberto Campanería, considerado el mejor de todos. También brillaron Leonardo Cárdenas, Zoilo Versalles y Humberto Fernández. Willy Miranda, toda una estrella con el guante en las mano, y con un poderoso brazo, tuvo las mismas limitaciones con el bate que ahora muestra el pelotero nacido hace 29 años en Ciudad de La Habana. Es probable que Reynaldo Ordóñez haya dedicado parte de los meses de postemporada a mejorar su ofensiva —otros lo han logrado—, aunque, como dicen muchos cubanos, "hay quien nace siendo un out vestido de pelotero y no hay quien lo cambie". De cualquier manera, si lo logra seguramente habrá que considerarlo entre los grandes jugadores de esa posición...

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