Derecho a Montreal |
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Béisbol: El Duque Hernández integrará la nómina de los Expos tras ser cedido al equipo canadiense por los Yankees de Nueva York. |
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por BOBBY SALAMANCA JR., Miami |
Parte 1 / 2 |
Para el pitcher Orlando El Duque Hernández los vientos han cambiado de rumbo. Si bien no debió sorprenderlo, el anuncio de su canje a los Expos de Montreal debe haberle traído un mar de recuerdos.
Junto a los Yankees de Nueva York el lanzador cubano vivió sus momentos de gloria. Fue junto al equipo neoyorquino que estampó páginas inolvidables, desbordadas de proezas deportivas. Y quizás más.
Nueva York llegó a amarlo y venerarlo. Allí volvió a nacer como atleta después de haber sido enterrado en vida por el Gobierno cubano.
Pero El Duque ya no pertenece a Nueva York. Adiós al Yankee Stadium, a su fanaticada, a sus colegas. Goodbye New York. La ciudad se disuelve entre recuerdos y nuevas preocupaciones. La vida vuelve a ponerle a prueba. El béisbol profesional tiene sus propias reglas y el criollo intentará sobrevivir una vez más en el medio que él mismo escogió.
Lo cierto es que la carrera de Hernández no termina. Se marcha de la Gran Manzana, pero con él se lleva toda su experiencia y clase.
Si bien ser excluido por los Yankees puede provocar melancolía y hasta depresión —hay quienes han dejado su alma en el Bronx—, al cubano le conviene desde muchos puntos de vista.
La posibilidad de rotar como abridor de los Yankees era realmente remota para la próxima temporada. El Duque hubiese tenido un papel secundario. Un rol para el cual no fue forjado.
E irónicamente, algo que influyó en la salida del ex pitcher de Industriales fue la llegada a los Mulos de Manhattan de su compatriota José Ariel Contreras.
El Duque tuvo que batallar contra las lesiones en 2002. Dicen que sus relaciones con el manager Joe Torre no eran las mejores. En una ocasión le retiraron el traductor que lo acompañó durante años.
Pero si bien su partida de la Babel de Hierro puede provocar angustias, los Expos ya han comenzado a darle el reconocimiento que merece.

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