Béisbol: Adiós a la Superliga |
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El mejor segunda base del momento, Oscar Macías, fue excluido del equipo nacional que viajó a Canadá. Un cirujano ortopédico apellidado Castro, se hizo con su visa. |
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por IVáN GARCíA, La Habana |
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Ya dijo adiós la temporada del béisbol cubano. En la concluida Superliga, Habaneros se alzó con el título al ganar a Centrales dos partidos de tres en un play off para dirimir el campeón. Tras Centrales, recalaron Occidentales y Orientales.
Resultó positivo este torneo para elevar el techo del béisbol local. En él se agruparon los mejores peloteros de la Isla, por lo que la calidad estuvo asegurada. Pero los jerarcas que rigen los destino de la pelota nacional debieran meditar sobre cómo llevar más fanáticos a los estadios. Quizá por el calor brutal o la poca costumbre de ver béisbol a las dos de la tarde, en pleno agosto, la afición no llenó las gradas. Este campeonato elite no debe desaparecer. Sí mejorar. Es preferible que los más destacados peloteros topen entre sí a que estén concentrados tres meses en entrenamientos draconianos.
Mientras llega la próxima temporada, ya arrancó el béisbol internacional en las diferentes categorías en las que Cuba participa. 2002 ha sido un año clemente en resultados. Se lograron los campeonatos juveniles y universitarios. También la novena 13-14 años se coronó en el Panamericano de su nivel jugado en Catia la Mar, Venezuela.
El equipo 15-16 se clasificó entre los cuatro del continente americano para el Mundial del año entrante, en China-Taipei. Y la selección nacional de mayores se encuentra en Canadá jugando el torneo Challenger, un evento donde toman parte dos equipos nacionales, los de Cuba y China-Taipei, junto a peloteros de ligas independientes de Canadá, Dominicana y EE UU. En el Challenger participan también novenas estadounidenses semiprofesionales, Rusia, Samoa y peloteros de Nueva York de origen italiano.
El nivel es discreto, pero sirve de fogueo para la Copa Intercontinental, a celebrarse en noviembre en La Habana. También para probar nuevos atletas. Ya se sabe que este año, debido a intereses económicos de la dirección cubana, cinco de las vacas sagradas del pasatiempo criollo pasaron al "retiro" internacional.
Un vacío muy difícil de cubrir. Entonces se decidió foguear en la escuadra tricolor a jóvenes talentos como Frederick Cepeda (22), Yuliesky Gourriel (18) o Kendry Morales (19). Y lo han hecho de perlas. Cepeda debutó frente a Dominicana de 3-3, con jonrón incluido. Kendry fue cuarto bate y conectó doble contra la pared del jardín central, válido para fletar par de carreras. Pocos dudan que este trío se cansará de vestir la casaca cubana. Pero los federativos del béisbol cometen arbitrariedades. Dejaron fuera de la novena que juega en Canadá al mejor segunda base del momento, Oscar Macías.
Canadá concedió visas para 33 personas. Y es sabido que un equipo de pelota está conformado por 24 hombres. Se suponía que los otros 9 integrantes de la delegación fueran entrenadores, periodistas y directivos. Pero no.
Eliminaron a un pelotero, Macías, y enviaron a un médico en su lugar. Nada menos que a Antonio Castro Soto del valle, hijo del gobernante cubano. Los medios y peñas deportivas se escandalizaron con la decisión, pero nadie preguntó abiertamente qué hacía un cirujano ortopédico —la especialidad de Castro Soto del Valle— en la comitiva.
Las críticas fueron generales, pero no señalaron directamente al hijo de Papá. Ya se sabe que, en Cuba, sería pedir demasiado.
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