Lunes, 15 julio 2002 Año III. Edición 409 IMAGENES PORTADA
Los libros
Lo cubano en la poesía

por C. E. D., Miami Parte 1 / 2
Portada

Para el poeta y músico Orlando González Esteva, la lectura incisiva y delicada de los poetas cubanos que hace Cintio Vitier significó un modo de continuar en Cuba desde el exilio, de encontrar una patria portátil.

Un deslumbramiento

La lectura de Lo cubano en la poesía representó para el joven que fui, una experiencia similar a la que había representado para el niño que ese joven reemplazaba la lectura de algunos libros de Salgari, Verne y Twain: un deslumbramiento. Mi necesidad de permanecer en la Isla desde el exilio, de encontrar una patria portátil donde guarecerme de un medio tan extraño a aquél en el que había transcurrido mi infancia, de contraponer a la angustiosa actualidad cubana una intemporalidad a salvo de los vaivenes inmediatos y desoladores de la Historia, ya había encontrado en el cancionero popular cubano, en la cercanía y tutela de algunos mayores y en la práctica torpe del verso, un espacio, una isla virtual. Pero sólo la lectura de Lo cubano en la poesía me daría una idea exacta del extremo al que ésta, la poesía de mi país —y luego la poesía escrita en español, y finalmente la Poesía—, podría consolarme.

No sé quién me indujo a leerlo. ¿Félix Cruz-Álvarez? Quizás. Nadie como él me había hablado con tanto amor de los poetas cubanos del siglo XIX. Oírlo evocarlos, aun a los más humildes, oírlo citar de memoria poemas enteros, con una pasión exasperada por su propia condición de desterrado, como si al decir esos versos golpeara a las puertas de sus autores para pedirles lo que también buscaba yo, refugio, comprensión, compañía, resultaba conmovedor y me afirmaba en una intuición que ya casi tenía algo de fe: fe en lo cubano (entendido como aquello que esos poemas encarnaban) y fe en la palabra escrita y la capacidad de ésta para proporcionarle al hombre no un hábitat irreal, pero sí más a tono con sus esperanzas, más noble.

En el prólogo a la segunda edición de Lo cubano en la poesía, Cintio Vitier confiesa que el libro "fue escrito en un rapto", así lo leí yo y he vuelto a leerlo en más de una oportunidad. El joven al que antes aludía no cesa de sustituir al hombre que ahora soy, ni de devolverle esa sensación de pasmo, de awe, ante la excelencia de la prosa y el caudal de hermosura desmigajado por Vitier:"En medio de la Mar Océano, Cristóbal Colón añora los ruiseñores. Una inmensa nostalgia se extiende por la virginidad del espacio marino. El tiempo parece angustiosamente inmóvil; los barcos no avanzan. En las noches hay signos indescifrables: 'vieron caer del cielo un maravilloso ramo de fuego en el mar, lejos de ellos cuatro o cinco leguas'. Pero detrás del horizonte, más allá de lo visible, en la lejanía del deseo, el versículo de Isaías resuena siempre como un llamado misterioso: Sí, ciertamente a mí esperarán las islas..."

Salto a cont. Siguiente: La lectura... »
1   Inicio
2   La lectura...

Imprimir Imprimir Enviar Enviar

En esta sección

Memorias de una isla
CED, Miami
El mar y la montaña
Pedro Blanco, el negrero
El siglo de las luces
Sus mejores cuentos
Cuentos negros de Cuba
NOTICIERO
SOCIEDAD
ECONOMÍA
CULTURA
los libros
el criticón
el caldero
INTERNACIONAL
DEPORTE
MÚSICA
OPINIÓN
DESDE...
ENLACES
Chat
ENTREVISTA
Cartas
BUSCADOR
Galeria
Hoja
EDICIONES
» Actual
« Anterior
» Siguiente
Seleccionar
D:  
M:  
A:  
   
Animales
 
 
PORTADA ACTUAL NOSOTROS CONTACTO DERECHOS SUBIR
 
© 1996-2003 Asoc. Encuentro de la Cultura Cubana.