Jueves, 05 diciembre 2002 Año III. Edición 509 IMAGENES PORTADA
Cultura
Putsch en Guadalajara

por NéSTOR DíAZ DE VILLEGAS, Los Ángeles  
Díaz-Balart
Fidel Castro Díaz-Balart en la FIL:
'Cuba trajo el sol a Guadalajara'

"Si se combinan la popularidad y la fuerza y si, combinadas, pudieran durar un cierto período de tiempo, lograríamos crear una autoridad basada en principios más sólidos que si tuviéramos la popularidad y la fuerza únicamente, porque se trataría entonces de la autoridad de la tradición. Y si, finalmente, la popularidad, la fuerza y la tradición se combinan, entonces la autoridad puede considerarse inconmovible". Esta cita, tomada de Mi lucha, ayuda a comprender el putsch de los cubanos en la Feria Internacional de Libro de Guadalajara (FIL) mejor que mil tratados sobre el castrismo. Y es que el fidelismo no es otra cosa que nacional-socialismo.

La presencia cubana en la Feria Internacional del Libro es una demostración de fuerza, una "cañona". Equivale a una intromisión, a una invasión, y representa el paso de la mera "popularidad" del castrismo (y de su programa cultural y educativo) en México, a la desembozada intervención, a eso que los cubanos llamamos "meter una fuerza" y que los mejicanos quizás no hayan podido evitar.

Este putsch en la FIL quiere, además, enviar un claro mensaje a la intelligentsia azteca, al canciller escritor, a los poetas zapatistas y a los guevaristas de la academia chicana, es decir, a todos aquellos entre los cuales el castrismo es ya una venerable tradición. El mensaje pudiera leerse de diferentes maneras por los distintos destinatarios, pero su contenido es el mismo: nosotros somos la única nación latinoamericana con autoridad suficiente como para reclamar la supremacía cultural por la fuerza. Aprendan a respetarnos. Miren como aplastamos a nuestros Ungeziefer.

Tampoco estaría fuera de lugar aquí otro concepto nazi, el de Lebensraum, ese espacio vital que las culturas agresoras necesitan para poder moverse a sus anchas. Cuba, nuestra islita terrible que, como nos recuerda Cabrera Infante al compararla con Irlanda, produce más escritores que muchas grandes potencias, se apropia de Guadalajara —al menos simbólicamente, al menos por un weekend. Parafraseando a Guy Debord en La sociedad del espectáculo, los creadores de imágenes del nacionalsocialismo cubano, al apropiarse simbólica y espectacularmente de la Feria, le están dejando probar a los mejicanos lo que son capaces "de ser y de hacer".

Esta delegación artística oculta también una amenaza: es el símbolo espeluznante de "lo que pudo haber sido" si la guerra de conquista del nacionalsocialismo castrista llega a tener éxito. Es un recordatorio de que el cubano es el único pueblo de América capaz de concebir un programa político-cultural de agresión que, aunque fallido, no ha tenido rival, y que aún es de temer.

El canciller debe estar temblando en su cancillería: ¡estos son sus antiguos compañeros de lucha! Ni García Márquez con su premio Nobel, ni Cortázar con sus cronopios, ni ningún escritor "comprometido", escapan a la fuerza de gravedad de La Habana. Este es el gran chantaje del nacionalismo cubano; Guadalajara, la gran hoguera de vanidades de la cultura socialista.

No es de extrañar entonces que las autoridades culturales habaneras hablen en un tono tan agresivo, casi imperial. Sus cabecillas se saben admirados y premiados. Le han dado palos y golpes bajos a presidentes y ministros. Otorgan y niegan reputaciones. Ahora llegan a México con sus ancianos, cantantes y poetas —y con sus karatecas lanzando patadas al aire. Es esta combinación perfecta de tradición, popularidad y poder lo que permite a los cubanos pasar por encima de cancillerías, de soberanías y de instituciones e imponer por la fuerza su autoridad ajena.

Atrás quedaron los tiempos en que las guerrillas cubanas recorrían América aterrorizando comarcas. Se pueden convertir guerrilleros en poetas, pero los escritores son incorregibles. Necesitan países que conquistar, y un público atento que los aplauda y los tema. Cuba necesita espacio y ya no cabe en Cuba. Guadalajara por un fin de semana... no está nada mal.


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