Jueves, 28 noviembre 2002 Año III. Edición 504 IMAGENES PORTADA
Cultura
El lenguaje de la apertura

¿Qué significan para los funcionarios del Ministerio de Cultura de la Isla los términos 'pluralidad' e 'inclusión'?
por RAFAEL ROJAS, México D. F.  
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Durante esta semana se celebrará la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, la cual tendrá a Cuba como invitada de honor. En el último mes varios funcionarios del Ministerio de Cultura de la Isla han viajado a México, donde anunciaron el programa definitivo de la delegación oficial. El mensaje que dichos funcionarios han trasmitido a la prensa mexicana podría resumirse con dos "características" de la nueva política cultural cubana: "pluralidad" e "inclusión". Comentaré críticamente ese mensaje a través de cinco declaraciones expresadas a dos importantes periódicos mexicanos: La Jornada y Reforma.

1. "Los exiliados no son traidores". Es bueno saberlo, porque a partir de ahora los varios cientos de emigrantes cubanos que respondemos a la categoría de "desertores", según las leyes migratorias de la Isla, podremos viajar a nuestro país sin traba alguna, promover nuestra obra en las principales publicaciones e instituciones culturales y compartir con el público cubano nuestras ideas sobre la cultura nacional.

2. "En Cuba no se publican panfletos políticos, sólo se publican obras de alta calidad literaria". Como han demostrado Roger Chartier, Robert Darnton y otros importantes historiadores de la cultura occidental, el panfleto político es un género de la literatura. El tercer Estado de Sieyés y El Manifiesto comunista de Marx y Engels, por ejemplo, fueron buenos panfletos políticos. Basta echar una ojeada al catálogo del DOR, la Editora Política o la Editorial de Ciencias Sociales, para convencerse de que en Cuba sí se publican panfletos políticos, por lo general de mala calidad literaria y siempre favorables al Gobierno de Fidel Castro. Uno de los mejores panfletos políticos editados en La Habana en los últimos años fue Encuentros, desencuentros, de José Antonio García Miranda. Allí se intenta demostrar que la revista Encuentro de la cultura cubana es un proyecto de la CIA porque ha contado, para su financiamiento, con becas de la Fundación Ford.

3. "En Cuba ya se edita a Reynaldo Arenas. No se edita más por litigios legales con los herederos". De manera que ya lo sabemos. En Cuba se edita, o se editará, toda la colección de Arenas publicada por Ediciones Universal y Editorial Tusquets: El color del verano, Antes que anochezca, El palacio de las blanquísimas mofetas, Termina el desfile, La loma del Ángel, Viaje a La Habana, El asalto, El portero, Otra vez el mar y, por supuesto, Necesidad de libertad.

4. "Reynaldo Arenas no tiene suficiente calidad literaria". Ahora resulta que estos políticos de la cultura son nuestros Sainte Beuves, nuestros Hazlitts, nuestros Blooms e, incluso, nuestros Steiners. Ellos no deciden qué literatura es más o menos sana moralmente o más o menos políticamente correcta, sino qué literatura es mejor.

5. "El único escritor importante de la emigración cubana que no se edita en Cuba es Guillermo Cabrera Infante, y es porque él no ha querido ceder los derechos". O sea, que si mañana Guillermo Cabrera Infante accede a que la editorial Letras Cubanas publique La Habana para un infante difunto, Vista del amanecer en el trópico o Mea Cuba, el Gobierno cubano procederá gustoso a la impresión y distribución de esas obras. Hasta que eso no suceda, toda la obra de Cabrera Infante, editada de manera impecable por la editorial Alfaguara, no circulará en Cuba. Al fin y al cabo, no es grave privar al público de la Isla de ese clásico vivo porque es el único "importante". Heberto Padilla, Severo Sarduy, Jesús Díaz, Antonio Benítez Rojo, Lorenzo García Vega, José Triana, Eliseo Alberto, Carlos Victoria, Orlando González Esteva, Zoé Valdés, Rolando Sánchez Mejías e Iván de la Nuez no son autores "importantes".

El lenguaje de la apertura que hablan los nuevos políticos culturales está destinado a convencer al público internacional de que en la Isla ya se "asimiló la literatura de la diáspora". Por asimilación se entiende, naturalmente, la publicación selectiva de ciertas obras de ciertos autores —Mayra Montero, José Kozer, Sonia Rivera, René Vázquez Díaz, Pedro Pérez Sarduy, Mireya Robles...— en alguna de las tantas editoriales con que cuenta el Estado cubano o en algún dossier de una importante revista. No significa, por supuesto, la libre distribución en Cuba del impresionante catálogo de la diáspora que poseen las principales editoriales españolas y mexicanas ni, mucho menos, la comunicación directa de los intelectuales exiliados con el público de la Isla.


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