| Una sola manera de ver |
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| La directora de la Feria de Arte Independiente de Madrid 2002, Marta Lueje, repasa las interioridades de un evento al que Cuba concurrió como país invitado. |
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| por DENNYS MATOS, Madrid |
Parte 1 / 2 |
En su tercera edición —octubre pasado—, la Feria de Arte Independiente de Madrid 2002 (FAIM) se consolidó como el único programa de esta naturaleza en la capital española. Sin embargo, resulta paradójico que un evento cuyo perfil definitorio está dirigido a los creadores independientes, invite a un país como Cuba, donde el arte y la cultura están fuertemente institucionalizados. Fue lo que ocurrió en esta última jornada, en la que representaron a la Isla Duvier del Dago, Juan Mesa Rivero, Alberto Sautua, Luis Enrique Camejo y Carlos Enrique Prado.
En la presentación de la muestra criolla —Las artes plásticas en Cuba: La búsqueda incesante y las muchas maneras de ver (catálogo de FAIM)—, firmada por la embajadora cubana Isabel Allende y su esposo, Armando Cristóbal Pérez, se aprecia cierta amnesia a la hora de aquilatar el desarrollo de nuestra plástica. El texto traza una especie de genealogía en la que, por ejemplo, se califica al periodo colonial y republicano como "mezquino y embrutecedor". Paralelamente, se pasa revista a la historia de las artes plásticas nacionales obviando a pintores como Antonia Eriz y Cervando Cabrera, mientras la omisión se hace mucho más evidente en el momento de calibrar la producción de mediados y finales de los 80. No se habla de nadie excepto, curiosamente, de Kcho. ¿Qué pasó con el numeroso grupo, audazmente renovador, del panorama plástico de esa etapa?
¿Por qué se eligió a Cuba como país invitado a la tercera edición de la Feria de Arte Independiente de Madrid?
Yo tenía mucha ilusión de que Cuba viniera como invitado. De hecho, el año pasado ya habíamos intentado que estuviera con nosotros, pero como Yugoslavia había confirmado, decidimos que Cuba fuera el próximo país invitado. Yo creo que en Cuba hay una pintura fresquísima, con mucha vitalidad, con mucho color, reflejando tantas cosas con tanta fuerza que me pareció fundamental una presencia del arte cubano en la FAIM. A mi modo de ver estamos todos ya un poco hartos de tanta tristeza —que también la tenemos que llevar, porque la vida tiene de todo—, vamos a intentar ver la vida de otro modo, dándole más color y alegría. Y eso Cuba lo refleja mejor que nadie.
¿Qué significa participar en la FAIM en calidad de país invitado?
Yo lo que intento con esto es, aparte de mostrarle al público español otras cosas, preparar un futuro propicio a nuevos intercambios, que serían muy interesantes para los españoles. No sólo traer obras de esos países aquí, sino mostrar obras de España en esos países. Establecer una especie de puente, en sentido general, de intercambio cultural. Por otro lado, dar un trato privilegiado al país invitado, en esta ocasión a Cuba, por ejemplo, con espacios de exposición especiales, coberturas que le faciliten el trabajo y también una presencia especial en el catálogo final de la muestra.
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