Lunes, 29 abril 2002 Año III. Edición 354 IMAGENES PORTADA
Cultura
La leyenda de Manca Perro

por NATALIA BOLíVAR, La Habana  

En la Ceiba, yo tengo mi confianza
Debajo de la Ceiba, yo tengo mi confianza
¡Ay! Nsasi 7 Rayos, yo tengo mi confianza
En Mayombe, yo tengo mi confianza

Canto Popular de Puya, Reglas de Palo

Manca Perro era un negro bozalón que trabajaba en el ingenio azucarero de San Ramón, propiedad de Ramón Balsinde, quien allá por 1878 había unificado varios terrenos para convertirlos en una sola plantación, situada en Pinar del Río, en la zona conocida como Quiebrahacha.

Alrededor de este enorme ingenio, en el que trabajaban centenares de esclavos, había un frondoso bosque de ceibas o Ngunda Naribé, llamado así por los descendientes de congo a este árbol sagrado de la Isla. En los pocos ratos libres que el duro trabajo del ingenio les dejaba, los negros se reunían bajo la bóveda que formaban las ceibas a escuchar los relatos de Manca Perro. Era éste, según quienes lo investigaron, un "cimarrón de alto voltaje", especialmente dotado para relatar viejas historias de su África natal. Una de las historias que más gustaba de narrar Manca Perro era la de la guerra que hubo por culpa, precisamente, de una ceiba.

El Siete Rayos (Nsasi) escapaba a todo correr de los brujos (ndongo) de una tribu de las selvas de Mayombe. Más que correr, lo suyo era volar sobre su propio haz de luz. Por algo era un rayo. Detrás venían los brujos que soplaban un polvo (mpolos) contra Siete Rayos sin darle tregua. Lo perseguían por haber robado un carnero al rey Manikongo de la tribu mayombera.

Las ceibas, que tenían simpatía por Siete Rayos, decidieron darle cobijo. Una de ellas soltó un fuerte rugido y rápidamente abrió su tronco con espinas y allí se escondió Siete Rayos. Cuando los brujos llegaron, del cielo cayeron siete rayos. Los brujos, muertos de miedo, pidieron perdón y se dieron a la fuga. Desde entonces, a las prendas le llaman los paleros Siete Rayos o Nsasi.

Pero a pesar de todo, la Regla de Palo Monte o Mayombe ha conseguido mantenerse hasta nuestros días, bastante pura en sus ritos, gracias sobre todo a una serie de mayomberos instalados en esta zona occidental de la Isla. Sus ngangas, que son llamadas en castellano prendas o fundamento, contienen todo lo que vibra o tiene vida en esta tierra. El fundamento principal de los mayomberos es Nsasi Siete Rayos, nombre genérico que se da a toda prenda mayombera. Las prendas están siempre acompañadas de un lucero (nkuyo), que es una prenda en miniatura y de unos cuernos de chivo o de toro (mpaka).

El nsasi (Siete Rayos) significa el lugar de enterramiento de los jefes. También es el micromundo que contiene la prenda principal, depositado dentro de un caldero de barro cocido. Para los mayomberos la prenda representa la unidad del clan, y alrededor de ella gira toda su vida; ella da poder a quien la posee sobre quienes le rodean. Todas las actividades de la vida, desde el arte a la política, la guerra o la religión, están subordinadas a los consejos de quien posee la prenda.

La consagración de un iniciado hermana a los mayomberos en torno a la prenda que es la manera más expresiva de manifestar los sentimientos mutuos. Por lo general, son más conocidos los detalles de la iniciación en la santería que los de Palo Monte. Los mayomberos guardan muy bien sus secretos y son reacios a transmitirlos. El aprendizaje, además, es muy largo, dura varios años.


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