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Arquitectura
Glorieta del Malecón

Un modelo arquitectónico que continúa siendo eje principal de muchos parques en la Isla.
por ARSENIO RODRíGUEZ Y YARA DUVERGER  
Glorieta
La Habana. Glorieta del malecón

La explanada de la Punta —remate del Prado— se ha transformado, después de su ensanche, en un pedregal, donde hasta los perros temen aventurarse, por miedo a lastimarse las patas. ¡Y no se hable del extraño sedimento de glorieta, resto de algo informe, que nos hace pensar en ciertas fotos recientes de bombardeos de Londres!... Sic transit...
Alejo Carpentier. Tiempo, La Habana, 10 de diciembre de 1940.

Estos restos son los de la Glorieta del Malecón habanero —que muchos no conocimos porque el ciclón de 1926 se llevó su cúpula, y ésta no se volvió a reconstruir—, al final del Paseo del Prado. Fue diseñada por Charles B. Brun, un arquitecto de origen francés radicado en Nueva York, jefe del Departamento de Construcciones Civiles, graduado de la Universidad de Columbia y de la escuela de Bellas Artes de París, hace precisamente 100 años. Fue inaugurada el 20 de mayo de 1902.

Poco después Brun construía otras obras importantes. Fue uno de los iniciadores en el empleo del hormigón armado en Cuba, por lo que puede señalarse otra obra suya, en Prado 120 (casa que le construyó a Pedro Estévez Abreu), como ejemplo de un temprano uso de esta técnica. También es considerado el autor de uno de los modelos más notables del medievalismo cubano de principios del siglo XX, por otra de sus creaciones, La Quinta de las Delicias, en el reparto de Miramar.

La obra fue bien conocida por la juventud de los primeros años de la República, que se reunía los domingos alrededor de la zona, para escuchar las retretas.

Glorieta de hormigón en forma de templo circular con una cúpula sostenida por haces de columnas —en cuyo interior se colocaba la banda—, desde su esquina se emitió por primera vez, hacia Nueva York, un concierto en directo de danzas, contradanzas y danzones cubanos (a inicios de los años veinte, cuando la radio nacional, que había comenzado sus andares en 1922, daba sus primeros pasos en la transmisión en vivo). El camagüeyano Luis Casas Romero fue el encargado de dirigir la banda que tocó ese día; además de ser un compositor notable, fue gran aficionado a la radio criolla.

La Glorieta vio, junto a miles de cubanos, la entrada en la bahía del vapor que traía al futuro primer presidente de la República, Tomás Estrada Palma. Luego, en muchos de los parques de la Isla (en los llamados "parques republicanos"), la Glorieta devino eje principal. Por suerte, a pesar de ciclones y políticas, aún pueden apreciarse en Cuba glorietas importantes: la de la provincia de Manzanillo, la de Santa Clara o la del parque Emiliano Zapata, en 5ta y 26, La Habana.


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JOSé HUGO FERNáNDEZ, La Habana
 
 
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